Escrito por: Actualidad Aire libre De día Historia

DECLASSIFIED | El secreto de Teufelsberg

Envuelta en misterio, parcialmente destruida y expuesta al vandalismo durante décadas, la estación de escucha de Teufelsberg (la montaña del diablo), esconde una historia fascinante de espionaje, Guerra Fría, y transformación urbana.

Sus gigantescas cúpulas, en otros tiempos símbolos de vigilancia, son ahora lienzo del arte más audaz. Artistas del espray de la talla de El Bocho, Victor Ash o Nina Valkhoff han dejado su impronta en sus instalaciones. Pero el pasado de Teufelsberg revela mucho más. Una exposición arroja luz sobre los aspectos menos conocidos de este histórico lugar, símbolo de la lucha entre los dos bloques. Además, permite el acceso a zonas restringidas.

Pocas ciudades como Berlín saben sacar tanto partido a la Historia. Lejos de esconder las turbulencias de su pasado, la ciudad enseña sus cicatrices sin miedo, crea espacios para la reflexión y ofrece nuevas narrativas al visitante. Prueba de ello son los numerosos Denkmäle y exhibiciones como “Declassified–das Geheimnis des Teufelsbergs (Desclasificado, el secreto de Teufelsberg)”.

Concebida por el estudio phaº Architekten de Potsdam y realizada en colaboración con un gran número de artistas e historiadores, la exposición recorre la fascinante trayectoria del Teufelsberg, la colina del diablo, desde sus orígenes como Trümmenberg o montaña de escombros hasta su papel como estación de escucha durante la Guerra Fría y su uso actual como centro cultural y artístico.

La exposición está curada por Arndt Hermann, responsable desde 2022 de los planes de revitalización del lugar, y cuenta con la participación de testigos de la época, incluidas las entrevistas con un analista estadounidense especializado en escuchas telefónicas. Fotografías de gran formato, estaciones de audio, instalaciones y proyecciones de vídeo guían al visitante a través de un siglo de historia.

La montaña de escombros más grande del mundo sepulta los restos de la era nazi

Teufelsberg, o la montaña del diablo, no es una montaña cualquiera. El segundo punto más elevado de Berlín es, como todos los demás montículos de la ciudad, producto de la guerra. Su creación fue una tarea titánica que, a falta de hombres, fue llevada a cabo en su mayoría por mujeres, las Trümmerfrauen, quienes repartidas en filas limpiaron Berlín de escombros, se pasaban uno a uno los cascotes de los edificios derruidos para el disfrute de las generaciones venideras.

La montaña, de 115 m de altura, fue construida sobre el caparazón casi intacto de la Wehrtechnische Fakultät, la Facultad de Ciencias para la Defensa, el proyecto inacabado de Hitler que debía alimentar la maquinaria bélica nazi durante los próximos mil años. Al terminar la guerra, en busca de un lugar apropiado para depositar los restos, el Senado de Berlín se decidió por la reserva de Grünewald. Durante veintidós años, siete mil toneladas de escombros se acumularon diariamente aquí. Acababa de nacer el mito de la montaña del diablo.

Oídos más allá del muro: la Field Station de Berlín

Cuentan que las antenas de la Field Station de Teufelsberg eran tan potentes y sofisticadas que podían captar el estornudo de un soldado en Moscú y que, posiblemente, la estación estaba conectada mediante una red de túneles secretos a las entrañas de la colina y la Wehrtechnische Fakultät. La estación estaba operada bajo un tratado ultrasecreto de confidencialidad por militares de la Asociación Nacional para la Defensa (NSA) de Estados Unidos y sus aliados británicos, y pertenecía a la red internacional de espionaje Echelon, un sistema de vigilancia creado tras la Segunda Guerra Mundial que surgió para controlar todas las comunicaciones políticas y militares de la RDA con la Unión Soviética y sus aliados.

La torre de escucha estaba equipada con cinco cúpulas de radar, las distintivas esferas, que podían interceptar señales en un amplio rango de frecuencias. Dentro de la estación trabajaba un equipo compuesto por analistas de señales, criptógrafos y especialistas en inteligencia. A menudo debían decodificar comunicaciones cifradas, que rompían los códigos de los soviéticos.

Para ello, se interceptaban y procesaban todos los datos electrónicos tangibles. Un tanque moviéndose en algún lugar del mundo. Un misil apuntando a un objetivo. Un alto cargo de la Stasi hablando por teléfono con su amante. Un soldado despotricando contra el partido rival. Todas las señales electrónicas podían ser interceptadas.

Con todos los misiles de la Unión Soviética apuntando a la Field Station de Berlín, el clima de tensión que se vivía dentro de la estación de escucha de Teufelsberg era considerable. Aislados del exterior, bajo fuertes medidas de seguridad trabajaban en edificaciones sin ventanas sin mediar palabra. Conscientes de que cualquier señal fuera de lo normal podría ser crucial para la seguridad de la ciudad, agudizaban sus sentidos al máximo. A pesar del elevado número de trabajadores que operaban en la Field Station, sabían que, en caso de guerra, Berlín Occidental estaba rodeado y que eran prescindibles.

Las jornadas de trabajo eran intensivas y los militares estaban obligados –aún se niegan a hablar de ello hoy en día– a guardar estricto juramento. Ni siquiera sus familias podían conocer el contenido de los mensajes. Además, se les advertía constantemente sobre los peligros del espionaje.

El 5 de septiembre de 1986, explotó una instalación de destrucción de documentos en Marienfelde, que estaba idénticamente construido y fuertemente blindado. Ahora estaba claro lo que muchos ya sospechaban: con la ayuda de las enormes cúpulas de radar cubiertas, se realizaban escuchas desde Berlín occidental hasta el este.

“En Dios confiamos,

a todos los demás monotorizamos”

El legado de Teufelsberg: una gran red de espionaje global

En junio de 2003, Edward Snowden filtró a los medios la existencia de una red de espionaje global al servicio de la Agencia de Seguridad Nacional de Estados Unidos (NSA) que interceptó las comunicaciones de seis millones de estadounidenses. En la exposición “Declassified, el secreto de Teufelsberg”, Georg Mascolo, antiguo redactor jefe de Der Spiegel, relaciona el escándalo con el caso de espionaje de James Hall, el doble agente que trabajaba en Teufelsberg y que vendió información sensible a la Stasi.

Si bien en los papeles desclasificados por Snowden no se habla de James Hall, las declaraciones de Mascolo ponen de relieve el asombroso alcance de la vigilancia de la NSA y cómo incluso la propia Stasi quedó impresionada por la capacidad de los radares de Teufelsberg para interceptar comunicaciones.

Tras la caída del muro de Berlín, los equipos de escucha de Teufelsberg se retiraron y los archivos de la Stasi fueron recuperados y devueltos por el gobierno alemán a Estados Unidos, incluido el contenedor de acero con copias de los 13 088 documentos clasificados vendidos por Hall.

No obstante, muchos otros originales de la Stasi pueden verse en la exposición, junto al vídeo de Mascolo, en los que el periodista de Der Spiegel desgrana los detalles de su entrevista secreta con James Hall a su salida de la cárcel.

De estación de escucha a monumento de la Guerra Fría y epicentro del arte urbano de Berlín

El aura que desprende Teufelsberg, por su aspecto fantasmagórico y semiabandonado, ha convertido la montaña en un reclamo para cineastas, historiadores, arquitectos, excursionistas, inversores inmobiliarios, ladrones de cobre y exploradores urbanos que se aventuraban a colarse ilegalmente en el edificio en busca de adrenalina.

Todo eso acabó cuando los defensores de Teufelsberg lograron cerrar la estación y dio comienzo el plan de rehabilitación para su uso cultural. Desde entonces, el lugar está cercado y vigilado por patrullas de vigilancia.

Para la exposición “Declassified – das Geheimnis des Teufelsbergs” se han habilitado zonas nuevas, las estructuras se han reforzado y partes dañadas del complejo se han rehabilitado, según comentan los organizadores. Una buena oportunidad para volver a visitar el lugar y conocer un poco más sobre su historia.

“Declassified – das Geheimnis des Teufelsbergs” | Hasta el 3 octubre 2025

Teufelsseechaussee 10, 14193 Berlín-Westend

Entrada: 10 euros, reducida 8 euros
Horario: de 11 horas al anochecer

www.teufelsberg-berlin.de

Texto e imágenes: Marisa Calzado para Berlín Amateurs © octubre 2024
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