Asociación de mujeres latinoamericanas con larga trayectoria, fundada en 1992. Actualmente tiene una oferta variada de actividades: desde clases de alemán o yoga, asesoría jurídica, psicológica, familiar o laboral e incluso un podcast: miGradio.
Susana Yáñez –coordinadora de Xochicuicatl– tiene ese aire de mujer vivida. Rebosa amabilidad, optimismo y vitalidad. Una mujer dueña de sus decisiones, consciente de querer estar donde se encuentra. Todo ello concentrado en una figura menuda, aunque rotunda, suavizada por el tono y el timbre de una voz acariciante, inequívocamente latinoamericana. Físicamente, su mechón blanco y ciertas pistas, algunas huellas del tiempo en su rostro me trasladan sin quererlo, casi sin pensarlo al retrato de Susan Sontag. Me recibe media hora antes de lo previsto en el número 50 de Winsstr., razón social de la Asociación de Mujeres Latinoamericanas Xochicuicatl.
Las instalaciones del centro son más bien humildes: un piso habilitado como centro que no debe sobrepasar los 100 metros cuadrados en el distrito de Prenzlauer Berg. Humildad solo compatible y equiparable con la generosidad y el altruismo ilimitados de sus voluntarias. Un par de despachos de asesoramiento, una cocina delegada también como salón para tomar café y un amplio salón donde tienen lugar cursos, talleres y conferencias. Porque una asociación de estas características no es lugar para ostentaciones.
“Llegué a Berlín en 1980 por razones políticas después del golpe de estado en Chile. Mi idea era volver, así que en principio vine para estudiar en la universidad. Soy profesora de arte, aunque siempre he estado interesada por temas políticos y sociales”, comienza Susana Yáñez. Empezó a trabajar en la asesoría social de Xochicuicatl después de tres años involucrada en proyectos de apoyo para mujeres maltratadas. En un primer acercamiento, acudió a Xochicuicatl como una integrante más interesada en las actividades que ofrecía. “Mi vínculo con centros de este tipo era más esporádico, y no constante. Me interesaba no quedarme ni instalarme en grupos cerrados”, matiza.
Un centro polivalente de asesoramiento
Entre las asesorías que ofrece Xochicuicatl se cuentan las siguientes materias: laboral, social, familiar, psicosocial, psicopedagógica, jurídica, VIH, violencia familiar y mediación en la resolución de conflictos. La asesoría jurídica atiende a cinco personas diarias dos veces al mes en sesiones de 15 minutos. Una cita de asesoramiento psicológico, sin embargo, necesita una hora de duración. La asesoría social se ajusta a las necesidades de cada persona: nadie viene por un solo motivo.
Además se imparten cursos de idiomas, talleres (gimnasia bailada, teatro), charlas, exposiciones de arte o conferencias. Xochicuicatl es también un centro de formación con permiso oficial y convenios con escuelas y universidades donde los estudiantes puedan realizar sus prácticas profesionales como asistentes sociales. Hay quienes acuden al centro interesados por las actividades y no por el asesoramiento o el apoyo. Sin embargo, a veces ambos públicos terminan intercambiándose o confluyendo.
“Empecé a trabajar en Xochicuicatl en 1998 con un proyecto de integración cultural para niños de padres binacionales. La finalidad de dicho proyecto es que estos niños crezcan con una actitud de aceptación frente a la otra cultura. Siempre hay una cultura dominante en relación a la otra y las dos son importantes para el crecimiento del niño”, continúa Susana. Poco después, acabó asumiendo la coordinación del centro en el año 2002.
Xochicuicatl nació en 1992 con una iniciativa de convertirse en un centro de autoapoyo para mujeres latinoamericanas, como un lugar donde discutir y resolver problemas comunes de las emigrantes latinoamericanas. Con los años, fueron cada vez más conscientes de que el centro necesitaba una atención profesional especializada. “Los emigrantes necesitan cosas concretas como, por ejemplo, conocimiento en leyes de extranjería o estar al tanto de los entresijos del sistema social. Así que necesitábamos un asistente social, una abogada, una psicóloga. Profesionales que manejen esos trámites”, aclara Susana.
Xochicuicatl está financiada por el Senado de la Mujer, Trabajo y Economía. Recibe una subvención que apenas cubre el arriendo, el alquiler, gastos de mantenimiento (luz, agua, material de oficina), dos cursos de alemán, un curso de español, algunos cursos de orientación profesional, 10 conferencias anuales sobre diferentes temas relacionados con la migración, ley de extranjería o temas de salud. 14 370 euros anuales, 2000 euros de los mismos destinados a los cursos y conferencias.
“Una de las condiciones del Senado, es que nosotras también aportemos nuestro propio dinero como socias o como donaciones. Esto se traduce en unos 410 euros anuales como mínimo. Y el resto son aportaciones voluntarias de las mujeres que llegan acá para recibir una asesoría, que siempre depende de la situación económica de cada una. Ahora estamos postulando para un financiamiento de la UE destinado a integración.
También tenemos excelentes relaciones con algunas embajadas que a veces hacen propaganda de nuestro proyecto, incluyendo y mandando nuestro programa a través de su listado interno”, añade. “El resto de iniciativas, las asesorías que ofrecemos es trabajo voluntario. El único coste es el mío como coordinadora. Es bien lamentable trabajar sola y que este trabajo no se reconozca. Quizá nos falta alguien con una misión de búsqueda de espónsores”.
Atención especializada
Las mujeres –aunque a veces también hombres y no solamente latinoamericanos– que acuden a Xochicuicatl, lo hacen principalmente por problemas de integración, choque cultural, diferencias interculturales entre parejas. “Tratamos que la gente se llene de energía, de autoestima y pueda conocer cosas, cómo integrarse. Xochicuicatl es una asociación sin fines de lucro. Cuando recibimos donaciones estamos habilitados para ofrecer a los donantes un certificado que desgrave a la hora de declarar impuestos”, completa Susana.
A Xochicuicatl se dirigen a menudo mujeres a punto de separarse para interesarse por sus derechos, ya que la interrupción de la convivencia conlleva además consecuencias desde el punto de vista del Derecho de Extranjería. En algunos casos, se mezclan situaciones de violencia doméstica ante las que el extranjero se siente inseguro y desprotegido.
Otro tema socorrido por el que visitan la asociación es la ayuda social: el nivel de pobreza dentro de la inmigración suele ser bastante alto. Algunos se interesan por los cursos de idiomas ante la imposibilidad de encontrar un trabajo. Los temas de violencia doméstica son muy frecuentes.
Dada su experiencia profesional pasada en este tipo de conflictos, Susana Yáñez expone al respecto: “Las mujeres maltratadas, en principio, llaman solicitando asesoría social y al final de la misma suele salir el tema. Ellas quieren conocer sus derechos, si pueden salir de la casa o no, si necesitan un abogado. Buscan un refugio si lo desean. Nosotras no presionamos, ellas toman la decisión. Para ello, mantenemos relaciones estrechas con dos casas de acogida: La Casa Cuarta de Mujeres y la Frauen-Zimmer. Son dos conceptos diferentes. La Casa Cuarta gestiona casos graves, de salida urgente del domicilio conyugal. Frauen-Zimmer precisa un trato personalizado, necesita preparar la salida y suele buscar una casa para la mujer afectada, a compartir con otras dos mujeres”.
Xochicuicatl necesita con urgencia un asistente social y un abogado en puestos permanentes. Ésta junto con la solicitud para obtener financiación de la UE en materia de integración, son las metas que persigue a corto y medio plazo la asociación. “Queda mucho por hacer”, concluye Susana.
Asociación de mujeres latinoamericanas en Berlín Xochicuicatl
Winsstrasse, 58 – 10405 (Berlín-Prenzlauer Berg)
- Teléfono: 030 278 63 29
- E-mail: mail@xochicuicatl.de
- Facebook: Xochicuicatl e.V.
Redacción Berlín Amateurs © 2010
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