QUIÉNES SOMOS

Berlín Amateurs, fundada en 2010, es un magazine digital de Berlín en español. Noticias, cultura, ocio, información práctica, agenda, eventos y toda la información sobre Berlín en español, tanto para turistas como para residentes.

Cofundadores: Paco Arteaga y Maie Escorial

Colaboradores: Juanfran Álvarez, Diego Aracil, Berlín Potente, Minerva Burroni, Paula Cabrito, Marisa Calzado, Virginia De, Paloma de la Fuente, Verónica Elizondo, Ana Espín, Jessica García, Sandra García, David Guerra, Cristina Gusano, Dácil Granados, Ana Llurba, Belén Lucas, Pepe Müller, Lucía Morales, María Muñoz, Menez, Elsa Mirapeix, Laura Montes, Momo Osio, Susana Panea, Consuelo Pastor, Miguel San Martín y Carolina Velasco.

Hola a Berlín suena raro. Tan raro como si Eva al desnudo se hubiera terminado titulando en español Todo sobre Eva, como discutieran los protagonista de aquella película de Pedro Almodóvar. Puede que Hola a Berlín tampoco tenga demasiada concordancia en la sintaxis. Pero es la mejor analogía/correlación invertida que podemos hacer respecto a una ciudad de la que Christopher Isherwood se despedía en 1933.

Christopher Isherwood escribió dos libros acerca de su estancia en Berlín en los años treinta, ciudad que abandonó al acceder al poder los nazis. Isherwood impuso su nombre en la historia de la literatura y se hizo famoso gracias a sus “crónicas berlinesas” de las que forma parte Goodbye to Berlin (Adiós a Berlín, 1939). Quizá un libro de memorias y no propiamente una novela, según el giro ultraconservador que mana de la creación y composición literaria de los últimos tiempos.

Como Isherwood, aunque infinitamente más humilde y de riqueza narrativa menos brillante, BERLÍN AMATEURS quiere reproducir el clima social y cultural de Berlín, una ciudad enormemente compleja y sacudida por todas las contradicciones imaginables. Aunque Berlín dejó atrás aquellos tiempos aciagos cuando un país como Alemania con una cultura extraordinaria se convirtió en el escenario del experimento social, político y cultural más espantoso de los últimos tiempos, el desarrollo inexorable de aquella catástrofe ha dado paso a la actual agitación febril cultural, artística y social de la capital alemana. Una ciudad de la que no apetece escapar ni huir ni renegar, sino permanecer, aceptar, pertenecer. Como Isherwood, aunque tampoco somos de aquí, queremos pertenecer a esta ciudad. Es curioso que la gente parezca siempre pertenecer a ciertos sitios, especialmente a sitios en los que no ha nacido.

Berlín Amateurs

Berlín es una ciudad extraña. Nunca nos sentimos tan libres como lo somos aquí, siendo conscientes de nuestro rango de pertenencia. La libertad no se mide en metros cuadrados; la libertad consiste en estar a merced de lo que uno quiere. Y en las manos de Berlín seguimos haciendo todo lo que queremos, a la voluntad de nosotros mismos. Como esclavos del innato deseo instintivo de libertad.

Todo en Berlín nos parece grandioso, empezando por nosotros mismos en este lugar. Y sin embargo, lo que más nos atrae de esta vida es lo exótico de su sencillez. Aquí somos todos un poco especiales. Y Berlín sigue reflejando ese sentido bullicioso de la vida a través del ambiente típica y clásicamente berlinés. Esa mezcla de riqueza creativa y libertinaje desenfrenado proporcionan a la ciudad un encanto irrepetible e inimitable que lo sigue emparentando con la época en la que Isherwood se mudó a Berlín y escribió sus crónicas.

Las crónicas de BERLÍN AMATEURS no quieren hacer alarde de guía turística alternativa (cuyos miembros, en su calidad de enterados de la vida, se muestren de lo más despreciativo), porque sencillamente no lo es. No lo somos. Lejos de nosotros cualquier atisbo de arrogancia mal administrada. Berlín Amateurs es una guía generalista de evidente carácter periodístico, dirigida a turistas hispanoparlantes y que quizá también sirva de ayuda a algunos residentes de Berlín para orientarse en una ciudad impulsiva, vibrante, caliente —para muchos fría, indiferente y pragmática—, con carácter (y muchas personalidades), que sabe gestionar muy bien su éxito. Sin hipocresías ni dengues. Un reducto de libertad —escenario fantástico para el desbarre— exento del acecho sin tregua de ansias prohibitivas. Siempre cultivando esa imagen de canalla que tanto ayuda a su reputación. Un paraíso –que tiene mucho de infierno– donde no hay serpientes ni manzanas. Solo placer. Puro placer. La tentación se llama Berlín. Porque la tentación ya no es la manzana. Sino el mismo paraíso. Puede que un paraíso artificial donde la libertad es la condena. Y ser uno mismo, un pecado habitual y sin sanción.