En abril nos inspiramos en la Gran Depresión norteamericana para traeros dos recomendaciones que podréis encontrar en la sección de venta de primera mano de la librería Bartleby & Co. de Berlín.
Wanted Lovers. Las cartas de amor de Bonnie & Clyde
Bonnie Parker y Clyde Barrow
Alpha Decay – Primera mano 14 euros
La primera es Wanted Lovers. Las cartas de amor de Bonnie & Clyde, el compendio de las cartas de amor que Bonnie y Clyde se enviaron durante la primera estancia de Clyde en la cárcel. Este libro está compuesto por cuatro extensas cartas y tres poemas firmados por Bonnie Parker, tres cartas de Clyde Barrow, además de material fotográfico poco conocido de la pareja. Con motivo de la efeméride de los 75 años de la muerte de Bonnie y Clyde, el FBI desclasificó en mayo de 2009 casi mil páginas que atestiguan con todo detalle la intensa investigación que se llevó a cabo en su día para darles caza. Parte de las fotografías que ilustran el texto procede de estos archivos.
Una casa de tierra
Woody Guthrie
Anagrama – Primera mano 18,90 euros
La segunda es Una casa de tierra, la única novela que escribió Woody Guthrie, la cara literaria de una misma moneda, cuya cruz es el himno «This Land is your Land», en el que el compositor y también escritor norteamericano ya profundizó en los reveses de la depresión en el «Dust Bowl» y las duras condiciones en las que tuvieron que sobrevivir muchas personas durante aquellos años difíciles.
Para meteros un poco en materia, os lo contamos como si de un cuento se tratase:
A las 9:15 de la mañana del 23 de mayo de 1934 seis hombres liderados por Frank Hamer se escondían entre los arbustos de una solitaria carretera cerca de Bienville Parish (Louisiana). El padre de uno de los miembros de la banda, Henry Methvin, había aparcado su camioneta en uno de los lados de la carretera; Bonnie y Clyde detuvieron su Ford para ver qué ocurría. Fue Clyde quien bajó del coche. Los seis policías abrieron fuego simultáneamente. Se contaron 167 agujeros de bala en el Ford. Se afirma que cada uno de los cuerpos recibió más de cincuenta balazos. Bonnie tenía veintitrés años, Clyde veinticinco.
A su entierro acudieron más de veinte mil personas.
Años después, esta historia cobró nueva vida. Aquella joven América ya había perdido la inocencia en la Segunda Guerra Mundial. Era la época en que la generación del desencanto rescató a las viejas figuras que debían simbolizar su malestar, su desgarro: los hermanos James, Bonnie y Clyde o «Pretty Boy» Floyd se erigieron en algunos de sus referentes. Eran los años de los beatnicks, de los hipsters, de la formación de colectivos como los Hells Angels; de la América de Edward Hopper y del rock’n’roll. Todos ellos apadrinados por las aportaciones de Woody Guthrie, uno de los pioneros del folk concienciado y social (en su guitarra grabó el eterno lema «Esta máquina mata fascistas»), que engrandecieron el culto a este tipo de figuras populares a través de canciones como «The Ballad of Pretty Boy Floyd» o «Vigilante Man».
Al igual que muchos de ellos, Woody Guthrie era de extracción humilde, y su discurso, a pesar de su complejidad ideológica y política, resultaba tan espontáneo como popular. En una posterior revisión, todos estos héroes malditos adquirirían una relevancia cada vez más ensayística y conceptual. Los beatniks y sus loas a la vida salvaje y libre de ataduras, los hipsters y su rechazo a los conceptos tradicionales de familia y buenas maneras, el fenómeno de las bandas callejeras como síntoma de un nuevo gregarismo —tan cercano al concepto de gang— encontrarían sus modelos en todos aquellos rebeldes de la Gran Depresión.
Las manifestaciones de esta desorientación juvenil quedaron fijadas en multitud de canciones, películas y libros. El cine de los años cincuenta fue pródigo en mostrar a jóvenes antihéroes. Nicholas Ray fue uno de los estandartes de esta nueva temática con películas como Los amantes de la noche, Llamad a cualquier puerta, Chicago, años treinta, La verdadera historia de Jesse James o Rebelde sin causa.
Ya en los años sesenta, hasta los grandes estudios comenzaron a prestar atención a la historia negra de América. Así surgió Bonnie & Clyde, la película dirigida por Arthur Penn que situó definitivamente a sus dos protagonistas en el imaginario colectivo americano. El éxito del filme distorsionó en cierto modo la imagen fidedigna de los dos criminales atribuyéndoles un halo de sofisticación y glamour más cercano a la recreación pop. Su mito traspasó fronteras. El chansonnier Serge Gainsbourg se sumó al tributo con su célebre canción «Bonnie & Clyde», interpretada por Brigitte Bardot y el propio Gainsbourg, y cuya letra se inspiró en parte en el poema homónimo de Bonnie Parker también recogido en Wanted Lovers. Las cartas de Bonnie & Clyde.
Ana S. Pareja para Berlín Amateurs © abril 2015
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