Escrito por: Alemania Barrios Cine CULTURA Historia

Las heridas de Berlín Occidental y el cine. De las luces de neón al blanco y negro

Liza Minnelli Cabaret 1972 - Berlín Occidental a través del cine y el cabaret

Fue a principios del siglo XX cuando el municipio de Charlottenburg se fue constituyendo como una zona de ocio y recreación para la aristocracia berlinesa. Como consecuencia del desarrollo económico que trajo la Revolución Industrial alemana y el consiguiente crecimiento de la ciudad, en el entorno de Zoologischer Garten, las calles próximas a la Ku’damm y la Iglesia del Recuerdo, empezaron a proliferar salas de fiestas, restaurantes, cafés, teatros y cines.

Durante aquellos años, la capital del Imperio Alemán disfrutaba de una suerte de Belle Époque mientras se iba precipitando hacia el abismo que trajo la Primera Guerra Mundial. El final del conflicto en 1918, abrupto y humillante, supuso para Alemania perderlo todo y definir la primera gran herida de su historia. Pero a su vez, este nuevo comienzo ofrecía la posibilidad de marcar nuevas pautas políticas, sociales y culturales.

Berlín en el periodo de entreguerras

Cuando Billy Wilder se mudó a Berlín en 1927, Charlottenburg ya formaba parte de la gran metrópoli berlinesa, y la capital alemana se había convertido en una de las ciudades más modernas de Europa. Artistas, intelectuales, cineastas, cabareteras… todos fueron encontrando en Berlín un espacio para el arte en un ambiente de descaro, hedonismo y libertad.

Las calles frecuentadas años atrás por la alta sociedad berlinesa fueron dando paso a una modernidad intelectual y artística algo más decadente que definió una de las décadas más interesantes para la capital alemana. Los barrios de Charlottenburg, Schöneberg y Tiergarten eran un hervidero de estrenos de cine y teatro, fiestas o encuentros en cafés.

La República de Weimar se convirtió así en escenario idóneo para una sociedad moderna que desarrolló todo tipo de manifestaciones artísticas. Con una actitud vertiginosa, la ciudad trataba de salir adelante arrastrando el horror de la guerra en una constante búsqueda de evasión. Entre contorsiones de Anita Berber y traumas del Dr. Caligari, Berlín se retorcía en una permanente necesidad de cambio, dando pie a que figuras como Claire Waldoff o Marlene Dietrich mostraran su desvergüenza en los mejores escenarios de la ciudad.

La llegada de la primera democracia de la historia de Alemania supuso el fin de la censura y una libertad que corría por las calles de la ciudad adquiriendo todo tipo de formas. La gran parte de estas manifestaciones artísticas fueron tajantemente rechazadas por el nacionalsocialismo, que abogaba por unos valores culturales eminentemente clásicos y conservadores, y que sobre todo trató de eliminar aquello que supuso la subversión del orden.

1933 significó para los nazis la “restauración“ y la vuelta al orden natural de las cosas, pero para el resto de Europa, el vacío cultural de generaciones de artistas que reaccionaron de manera natural, radical y sabia a una de las épocas más difíciles de la historia de su país.

Cultura en Berlín tras la Segunda Guerra Mundial

Con el fin de la Segunda Guerra Mundial, Berlín se enfrentaba a un punto de partida cero, material, cultural y humano. El rechazo frontal al pasado nazi obligaba a Alemania a redefinirse bajo órbitas de influencia nuevas, convirtiendo a la Ku’damm en parte de Berlín Occidental y consiguiendo en cierto modo volver al glamour de los años veinte.

Esta recuperación, además de producirse, tenía que mostrarse al mundo, y el cine fue de una de las principales plataformas para la construcción de la imagen de esta nueva sociedad. Gracias al capitalismo, el ocio, la vida nocturna, la prosperidad y el American way of life llenaban las calles de Berlín Oeste. Alfred Hitchcock, Gregory Peck, James Bond o la Berlinale eran entonces los protagonistas de un nuevo escenario cultural.

Sin embargo, otra herida más se había trazado sobre la historia de Alemania; en esta ocasión, la herida de la culpa, que no conseguía cerrarse y que marcó profundamente a la generación posterior. A pesar de que el ocio y el hedonismo habían vuelto, lo hacían en esta ocasión con mucho más dolor y el estigma del Holocausto sobrevolaba sobre la generación de los setenta.

[simnor_media type=»youtube» url=»https://www.youtube.com/watch?v=_Zih4o6NLCc» width=»470″ height=»265″]

Berlín Occidental ya no era una ciudad de luces de neón y prosperidad económica, sino un escenario de desencanto, excesos y decadencia. En una búsqueda casi existencialista de lo que quedaba de Berlín, Christiane F. y los ángeles de Wim Wenders recorrían una ciudad destruida y guillotinada en la que habían desaparecido hasta el color de las calles. Tratando de superar sus heridas, Berlín Oeste volvía a ser otro Berlín, cambiante, dinámico y en constante búsqueda de identidad.

Sobre todo esto y mucho más, hablará la autora en la visita guiada por “Berlín Occidental a través del cine y el cabaret”. Protagonistas, escenarios y lugares de rodaje.

– Fecha: sábado, 27 de abril, de 11 a 14 horas, aproximadamente

– Punto de encuentro: entrada principal de la Iglesia de la Memoria (Kaiser-Wilhem Gedächtniskirche)

– Precio: 15 euros

– Imprescindible reserva previa (plazas limitadas) en info@berlinfilm.es

Más info: www.berlinfilm.es

Celia Martínez García para Berlín Amateurs © abril 2019
(Visited 9 times, 1 visits today)

Social media & sharing icons powered by UltimatelySocial