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La Fura dels Baus trae una fábula ecologista a Berlín

El Cazador Furtivo de La Fura dels Baus © Carlus Padrissa

Un transgresor montaje de la ópera Der Freischütz (El cazador furtivo), de Carl Maria von Weber, se ha representado en la Konzerthaus de Berlín dos siglos después de su estreno y con motivo de la celebración del aniversario del teatro.

Como los tiempos por suerte son otros, la dirección ha corrido a cargo de La Fura dels Baus, quienes han dado una vuelta a la interpretación de su libreto hasta convertirlo en un alegato ecologista con algunos guiños feministas. Esta ópera se basa en una fábula popular alemana en la que se habla de pactos con el demonio, guardabosques, una boda y un cazador que parece haber perdido su capacidad de dar en el blanco.

La historia, que ocurre entre bosques, lugares casi mágicos y apariciones espectrales, pretendió en su día enaltecer la exuberancia nacional y el romanticismo alemán. Si bien estos elementos hoy nos son ajenos y lejanos, lo que no ha perdido fuerza es su música y coros.

Gracias a la visión de La Fura dels Baus y su capacidad transformadora nos acercamos a la historia desde una visión más contemporánea. Ahora los personajes se sacan selfies, aunque tras ese postureo todo está lleno de incendios y plagas, animales que mueren o mutan y mares contaminados. El diablo con el que pacta el protagonista para afinar su puntería es la alegoría del capitalismo y el progreso insostenible.

Las mochilas que cargan los cazadores no son ni más ni menos que la contaminación y residuos que cada persona genera. Durante la representación se podía ver cómo los árboles de esos bosques mágicos caían unos detrás de otros, y los que quedaban en pie se los comían las llamas. Todo esto a través de los efectos visuales y proyecciones sobre largas telas que colgaban de las lámparas del teatro.

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Esta versión furera de Der Freischütz fue encargada hace dos años y medio, antes de la pandemia. Todo estaba pensado para ser representado dentro del teatro de una manera convencional, si es que esta palabra puede aplicarse a los espectáculos de la compañía catalana. Pero el coronavirus provocó que Carlus Padrissa, director escénico y cofundador de la compañía teatral, readaptara la idea original a la nueva situación.

Así que la acción dramática sucedía en el interior del teatro, mientras el público veía todo lo que estaba pasando desde la Gendarmenmarkt en el exterior del recinto, a través de dos pantallas gigantes. A la vez, la gente desde sus casa lo podía seguir en streaming a través del canal Arte.

En este espectáculo alternativo pudimos ver una Konzerthaus como nunca, cuyo interior se planteó como un plató de televisión. Allí las grúas y cámaras se iban moviendo, mientras la representación se desarrollaba a la vez y en todos lados. La orquesta, dirigida por Christoph Eschenbach cambió su emplazamiento tradicional para subirse al escenario, en lugar de estar oculta en el foso. El coro ya no estaba sobre el escenario, sino que subía y bajaba desde los palcos al patio de butacas. De allí se habían quitado todos los asientos. Así se dejó un espacio diáfano en el que mover la escenografía y las grúas de donde colgaba y se lanzaba parte del elenco de La Fura.

El coro brilló especialmente en dos momentos. El primero, cuando las personas que actuaban como cazadores entonaron Victoria! Der meister soll leben (¡Victoria! Larga vida al maestro), durante el primer acto. Y el segundo, cuando el coro compuesto por mujeres cantó en el tercer acto Wir winden dir den Jungferd-Kranz (Te rodeamos la corona nupcial). Al finalizar esta escena sonaron las trompas, igual que lo harían en un día de cacería.

Lo que en una representación clásica de esta ópera sería una escena de caza tradicional, aquí La Fura cambia la acción apuntando a nuestros días. Esas mujeres arreglan flores mientras la sangre con la que se van cubriendo nos relata que están menstruando. Al olor de estas mujeres responden los cazadores con sus caras desencajadas, en busca de presas. Ellas intentan defenderse, algunas se quedan paralizadas de terror. «Esto no lo podríamos haber hecho hace doscientos años», es lo que dice Carlus Padrissa mientras transcurre esta escena.

👉 La grabación completa de Der Freischütz se puede ver en las páginas del canal Arte y de la Konzerthaus de manera gratuita.

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