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Frank Hülsbömer: entre la abstracción formal y la representación de estados anímicos

Los alemanes siempre han sido precursores en multitud de disciplinas, tanto creativas como científicas. También en arte contemporáneo pues, aunque parece que todo está dicho o hecho, el artista residente en Berlín Frank Hülsbömer (Münster, 1968) asegura haber encontrado la manera de expresarse mediante un nuevo género fotográfico. Ha descubierto un nuevo modo de crear utilizando imágenes fotográficas y vídeo, que hasta ahora nunca había sido explorado.

Nuevo género artístico

Hülsbömer dota a los objetos de significados simbólicos para que, al ser asociados con imágenes, ideas o conceptos por quienes los observan, puedan encontrar en los mismos una dimensión metafísica.

Para ello, este creador manifiesta que prefiere expresar la condición humana con objetos en lugar de gestos y mímesis de su propia persona o de otras especies de primates —más adelante se aclara por qué habla de primates para referirse a la raza humana—. Estos objetos abstractos simplificados, a través de combinaciones lúdicas de formas, colores y superficies esbozan un mundo en el que la condición humana puede ser observada desde una nueva perspectiva.

Podemos comparar las creaciones de este artista con las tradicionales composiciones objetuales inanimadas en las que se usan diversos materiales o figuras, conocidas en la historia del arte como bodegones o naturalezas muertas. En el caso del alemán son, no obstante, disposiciones próximas a la abstracción geométrica, por lo tanto habría que llamarlas “bodegones abstractos”.

A primera vista, las representaciones dinámicas o estáticas de objetos de Hülsbömer pueden parecer simples imágenes digitales generadas por ordenador utilizando técnicas de rendering en 3D CG (Computer Graphics). Sin embargo, su obra no está sujeta a ninguna otra intervención más que la plasmada por su cámara fotográfica. Pues asegura que ni siquiera retoca las imágenes una vez tomadas las instantáneas. Tan solo elimina el «polvo» de las mismas.

Estos “bodegones abstractos” de aspecto digital, con los que este artífice intenta expresar la condición humana, la psique mediante objetos fotografiados o filmados, dejan atrás los estilos pictóricos figurativos tradicionales que trataban de representar el subconsciente dando primacía, la mayoría de las veces, al contenido sobre la forma, como el surrealismo o la pintura metafísica de Giorgio de Chirico, por citar algunos ejemplos. Así pues, el estilo de Hülsbömer ciertamente no tiene precedentes.

Si, además, tenemos en cuenta la constante discusión sobre la veracidad o no del medio fotográfico, la tentativa de “retratar” estados psicológicos o mentales, es decir estados metafísicos, mediante objetos, formas puras, materiales, abstracciones y color, muestra sin ninguna duda que estamos ante un trabajo innovador.

La dualidad en el trabajo del artista

El trabajo de Hülsbömer parece a simple vista puramente formal. Es cierto que busca la abstracción mediante la claridad, la división y la reducción. Los objetos son creados por él mismo, y si no creados, siempre intervenidos. Fotografía y filma dichos objetos de un modo muy estilizado, donde la iluminación juega un papel esencial. Maneja la luz de forma impecable, fruto de su profundo conocimiento de la técnica fotográfica. En su estudio, siempre sitúa la luz alejada, emulando el modo en que el sol ilumina el exterior. Así, la incidencia de la luz y por ende las sombras, en sus composiciones resultan perfectas.

La luz, tan importante en el trabajo de este creador, se compone de ondas y de partículas, una contradicción física irreconciliable. Estos y otros principios dualistas también determinan el universo particular de sus obras: interior y exterior, realismo y representación, luz y sombra, certeza y azar, imagen y morfema, dimensión sin dimensiones. Nunca proporciona una escala o una referencia, por lo tanto, es imposible saber el tamaño. Los objetos están intencionadamente desconectados del mundo. Es como si quisiera desorientar al espectador y explotar la tensión creada por los contrarios, generando una nueva visión más fragmentada y reduccionista, a la vez que sofisticada e irónica.

Influencias conceptuales y formales

A nivel formal, se pueden observar en la obra de Hülsbömer influencias de la Bauhaus (formas y colores), las vanguardias rusas o la fotografía subjetiva alemana, corriente aparecida en los años cincuenta, con Otto Steinert a la cabeza.

La fotografía subjetiva propuso una revalorización de los trabajos fotográficos de las décadas de 1920 y 1930 (László Moholy Nagy) y un empleo más experimental de los recursos fotográficos. Este grupo es considerado uno de los principales reivindicadores de la imagen abstracta obtenida por medios fotográficos, de la forma de lo fotografiado frente a su contenido, destacando la especificidad del medio fotográfico. En definitiva, de la creatividad del fotógrafo que hace uso tanto de su propia subjetividad, como de la del espectador. Todos estos principios son identificables en los trabajos de Hülsbömer.

A nivel semántico, su obra fácilmente se podría situar en un hábitat nihilista impregnado de humor, que debe su fuerza a la falta de sentido de la realidad en la que vivimos. El artista afirma sacar sus claves de la filosofía y la psicología. Entre los nombres que menciona se encuentran Carl Gustav Jung y más contemporáneamente, el inglés John N. Grey.

De Jung, toma los arquetipos, definidos por el psicoterapeuta suizo como el tratamiento de aquellas imágenes ancestrales autónomas constituyentes básicos del inconsciente colectivo. Jung pensaba que la tarea de cada generación es comprender de forma diferente su contenido y efectos. Hülsbömer piensa que la sociedad occidental, y por consiguiente su cultura, se distancia más y más de los arquetipos, creando insatisfacción y frustración. Uno de sus trabajos de vídeo trata este tema implícitamente, donde un objeto intenta aproximarse a su arquetipo persiguiendo constantemente a su sombra.

La cita de John N. Grey “somos simios asesinos con un anhelo metafísico” aparece varias veces durante nuestra conversación, de ahí que al principio de este texto se refiriese a la especie humana como primates. Grey critica las tendencias humanistas sobre progreso y ciencia que han gobernado el siglo XX. En su texto Straw Dogs (Perros de paja), describe a la humanidad como una especie voraz y devastadora, ocupada en aniquilar otras formas de vida mientras se destruye también a sí misma y a su medio ambiente natural. Esto explica la inconformidad existencial y la incesante búsqueda de encontrar algún sentido —o no— al comportamiento humano que suscriben algunos trabajos del artista: incesantes movimientos rotatorios, confusión de la percepción humana, desafío a los métodos científicos, etc.

Evolución artística

Tomémonos pues la molestia de buscar más allá de la hiperestética del trabajo de Hülsbömer, en el que se encuentra un hábitat fascinante impregnado de humor seco y de cualidades poéticas. Al mismo tiempo que parece sacar sus claves de la filosofía, la psicología y la neurociencia.

La evolución del artista es evidente: de sus bodegones geométricos y abstractos, en los que imagen se completa con los títulos, cuidadosamente escogidos (Modelo de Estrés de la Vulnerabilidad de la serie Instantáneas Neurológicas), pasa a lo que él llama fotos cinéticas, unas series fotográficas a medio camino entre las leyes cinemáticas y las del cine (24 imágenes por segundo). Sus series se pueden considerar como una especie de secuencia truncada, una ilustración precinematográfica donde una continuidad temporal es evidente. Dichas series fotográficas, en las que —según comenta— los objetos son desplazados manualmente por él mismo, estarían muy de acorde con la definición científica de cinemática: rama de la dinámica que estudia las leyes del movimiento de los cuerpos sin considerar las causas que lo originan.

Finalmente, añade el componente temporal a sus creaciones, dando lugar a un cuerpo de filmes. A destacar que, al contrario de la corriente llamada arte cinético, donde el movimiento es una ilusión óptica, en sus vídeos, la estaticidad es una ilusión óptica. Con la simple y estudiada combinación de materiales de diferentes colores y diferentes superficies brillo/mate, una columna de casi dos metros, formada por discos en rotación constante, manipula nuestra percepción de modo que unos parecen moverse mientras otros discos parecen estáticos. La estética del movimiento en Hülsbömer, básicamente se reduce a desplazamientos laterales o rotacionales que, repetidos hasta la saciedad, sitúan al observador en el hastío o la obsesión. De nuevo aparece el componente mental.

Concluimos este análisis con la certeza de que estamos ante un nuevo género artístico que retrata estados anímico-psicológicos mediante el uso transversal de una semántica tecno-filosófica generada por objetos.

http://www.frankhuelsboemer.de

Texto: María Muñoz para Revista Solemne, Ciudad de Guatemala, julio 2015. Copyright imágenes cortesía del artista. Copyright retrato artista Annette Apel © Revista Solemne julio 2015
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