Elizaveta Porodina presenta su universo surrealista y simbólico en el museo Fotografiska de Berlín con la exposición “Un/Masked” que se puede visitar hasta el 18 de agosto de 2024. La artista moscovita residente en Alemania ha conseguido crear un limbo cromático entre la realidad y el subconsciente que ha atraído a clientes como Dior, Carolina Herrera, Jo Malone, Moncler o Vogue. “Un/Masked” deja entrever lo que podría haber detrás de nuestras máscaras.
Mis obras son para el público una ventana a mi subconsciente | Elizaveta Porodina
Fotografiska Berlín okupa Tacheles
Hubo quienes necesitamos un tiempo para volver al antiguo Tacheles –la emblemática galería de arte moderno en Berlín dirigida por un colectivo de artistas que ocuparon la propiedad desde 1990–, aceptar su nueva vida y adentrarse en los interiores de la traición a un alma que palpitaba resistencia al capitalismo artístico y sistemático. Se necesita unos minutos para aflojar las barreras y dejar que el nuevo arte perdone los efectos de la gentrificación y la pandémica especulación inmobiliaria, imparable y monstruosa, la cual no parece poder combatir ningún movimiento en la capital alemana.
En la exposición “Un/Masked”, visitable hasta el 18 de agosto en Fotografiska Berlín, Elizaveta Porodina nos invita a reflexionar sobre la condición humana y el comportamiento guiado por las emociones. Los nuevos espacios de este enorme edificio originalmente construido en 1909 para albergar un centro comercial y un pasaje que uniera la Oranienburger Str. con la Friedrichstr., es ahora la cuarta localización del grupo sueco Fotografiska, dedicado a la fotografía, el arte y la cultura. Contiene techos generosos para acoger a nuevos artistas en sus cinco plantas, distribuidas por el único resquicio del antiguo Tacheles: una escalera industrial con una barandilla de dudosa función y envuelta de intactas paredes verticales grafiteadas por su pasado.
Artista formada en la Rusia postsoviética
Elizaveta Porodina es una artista de 35 años nacida en Moscú y residente en Alemania donde llegó de adolescente como “refugiada contingente judía”. Se sentía desarraigada y excluida. Pronto, la pintura de Henri Matisse, Pierre-Auguste Renoir, Mikhail Vrubel y Pablo Picasso se convertirían en su válvula de escape. Junto a esta fuente de inspiración, su formación académica en la Rusia postsoviética y su interés por el comportamiento emocional la llevaron a estudiar psicología clínica. Fue este compendio entre su formación y la búsqueda de una mejor comprensión de sí misma, de su entorno y de los demás lo que la desembocó en la fotografía. Para Porodina, la fotografía es un medio que le permite estimular la mente mostrando en lugar de hablando, porque el subconsciente no es verbal.
Su arte es un experimento en el que conviven contradicciones, en el centro de su obra están las personas que ve como universos propios anhelando la conexión, al mismo tiempo que sufren y lo culmina en una fotografía que soporte esta tensión con la belleza. Es en este universo de posibilidades del subconsciente donde dispan los grandes y pequeños formatos combinando imágenes hipnóticas, fragmentadas, en movimiento o estáticas, de colores saturados, poblados de elementos que podrían caber tanto en la realidad física como en el mundo onírico, al estilo de David Lynch.
Colores y luces generados en el estudio
La artista, que trabaja con su marido y sus amigos, confesaba que para conseguir dichas atmósferas se centra en su elaboración del detalle sin necesitar tanto trabajo de posproducción como podría parecer y que es una voz interior atrevida y silenciosa la que va añadiendo elementos, abriendo el camino de la composición. Los colores y las luces se generan en el set, el Photoshop sirve para resaltar algunos elementos respecto a otros. Asegura que de cada sesión obtiene cápsulas de numerosos recuerdos y que para alcanzar la inspiración se aleja de las distracciones recuperando referentes de la pintura, el cine o la música, pero sobre todo volviendo a la nostalgia de la infancia.
El museo Fotografiska está dedicado al arte visual y pretende ser lugar de debate, con no pocos espacios dedicados a comer y beber de primera clase. Destaca el hecho de que el museo abre todos los días hasta las 23 horas para poder explorar las exposiciones con una disposición más relajada.
Exposición de Elizaveta Porodina | Hasta el 18 de agosto
Dónde: Fotografiska Berlín – Oranienburger Str. 54, 10117 Berlín-Mitte
Precio: 14 euros de lunes a jueves; 16 euros de viernes a domingo
Horario: todos los días de 10 a 23 horas
Texto y fotos: Belén Lucas para BA © julio 2024
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