Daniel Boyd: arte y activismo en el Gropius Bau

Escrito por: Actualidad Artes Plásticas CULTURA

Daniel Boyd | Arte y activismo en el Gropius Bau

El prestigioso artista australiano navega por sus múltiples identidades en Rainbow Serpent (Version). La exhibición, única en Europa, reinterpreta la historia del colonialismo desde el lado aborigen. Hasta el 9 de julio, en el Gropius Bau.

Una miríada de puntos baila, parpadea, filtrando la luz; fragmentando y moldeando a su antojo la arquitectura del Gropius Bau. «Ni se te ocurra pisar con zapatos». Es lo que advierten con gesto serio los vigilantes del museo a un visitante que se aproxima al atrio principal, donde unos niños realizan piruetas.

El despiste es comprensible si se tiene en cuenta el espectáculo que le aguarda bajo el impresionante techo de cristal del museo, y del que es imposible apartar la vista: infinitas perforaciones reflectantes. Estrellas esparcidas en la oscuridad nocturna que revelan nuestra limitada comprensión del universo.

A Daniel Boyd le gusta llamarlas lentes, pues revelan hechos que la narrativa occidental ha ocultado o contado a su manera, la historia la escriben los vencedores, como decía Winston Churchill. Sirviéndose de su peculiar técnica artística, Boyd interroga la oscuridad en cada cuadro, buscando la verdad oculta en cada uno de ellos. Preguntas de índole muy diversa como, por ejemplo, qué pasó en las Vanuatu con los cientos de personas de origen indígena –incluido su tatarabuelo– que fueron secuestradas por colonos australianos y traídos a Australia para trabajar en las plantaciones de azúcar.

Nacido en Cairns, Australia en 1982, Daniel Boyd es indígena de origen Kudjala, Ghungalu, Wanggeriburra, Wakka Wakka, Gubbi Gubbi, Kuku Yalani, Yuggera, Bundjalung y Vanuatu.

Comenzó a ganar popularidad en 2005 con su serie de pinturas No Beard. En ellas retrataba figuras de instigadores coloniales como Sir Joseph Banks, el naturalista que acompañó al navegante y descubridor de Australia, James Cook en su viaje a bordo del Endeavour y, a quien Daniel Boyd representa con un parche en el ojo.

En 2010 Boyd creó Seven versions of the Sun, una enorme escultura comisionada por el gobierno de Queensland que fue exhibida públicamente en Brisbane. Más tarde llegaría Treasure Island, la exhibición más ambiciosa concedida a un australiano por una institución pública en Australia y que le encumbró como artista internacional.

Tiempo atrás ya había empezado a explorar el concepto de opacidad del filósofo martinico Glissant y a desarrollar su particular práctica artística. Esta se basa en los puntos que se extienden por la superficie de sus pinturas y que son distintivos de su arte y de la pintura aborigen; gotas de pegamento de archivo con las que construye imágenes basadas en fotografías familiares e imágenes colonialistas existentes, como fotografías de la gente y paisajes de las Vanuatu.

Los puntos oscurecen y revelan información, creando una imagen que puede ser incompleta y que requiere una mente humana para dar sentido a lo que ve. Al interactuar con el negro, es decir, lo opaco, dichos puntos producen una sensación temblorosa que perturba la imagen del cuadro. Estas perturbaciones obedecen a la necesidad de Boyd de poner en duda lo que nos cuentan.

«Creo que la ascendencia o el linaje son importantes. Para muchas personas de las Primeras Naciones, sus ancestros constituyen una gran parte de lo que son. Tenemos la cultura continua más antigua de la Tierra y creo que es importante celebrar esto también». Daniel Boyd.

Rainbow Serpent (Version) es su mayor exhibición organizada en Europa hasta la fecha. También es un poderoso ejemplo de la capacidad de Boyd para mezclar motivos y técnicas indígenas tradicionales con formas de arte contemporáneo, como la repetición y la serialización del arte pop, aunque con un giro conceptual importante: combatir el eurocentrismo, desafiar las narrativas dominantes y resistir a la homogeneización, la discriminación y el borrado cultural del pueblo aborigen.

Los trabajos, 40 pinturas en total (junto a las intervenciones en las ventanas y la instalación del atrio) están expuestos de forma aparentemente desordenada. Esto da cuenta de la forma dispar en la que Boyd presenta sus trabajos en galerías de todo el mundo.

La obra de Boyd está siempre cambiando en respuesta a las infinitas posibilidades que ofrece la arquitectura neoclásica del Gropius Bau y las fluctuaciones de la luz a través del día. Los visitantes pueden influir directamente sobre la apariencia de sus trabajos artísticos, interactuando con estos a través de sus movimientos.

Resultan interesantes las referencias a la mitología griega y los dioses que encarnan los arquetipos de perfección a los que Boyd también da otra vuelta de tuerca, modificando sus poses estáticas y presentándolos como guerreros aborígenes. Otra forma de resistencia a la cultura occidental, a sus cánones de belleza y la rigidez de su pensamiento.

Se puede acceder a la exhibición de distintas maneras. Esta no linealidad se refleja en las anotaciones hechas a mano por el artista en el mapa que el museo ofrece al entrar a la exposición. Conviene hacerse con él –incluye aclaraciones en inglés y en alemán– si queremos familiarizarnos con unos cuantos conceptos, antes de lanzarnos directos a la opacidad.

Exposición Rainbow Serpent (Version) de Daniel Boyd | Hasta el 9 de julio

Martin Gropius Bau ( Niederkirchnerstr. 7, 10963 Berlín-Kreuzberg)

www.berlinerfestspiele.de

Texto: Marisa Calzado para Berlín Amateurs © mayo 2023; Fotos cortesía Martin Gropius Bau (créditos en las fotos) y Marisa Calzado
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