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Exposición en Berlín “Vamos a la playa” | Vacaciones en tiempos de Franco

Con motivo del 50.º aniversario de la muerte de Francisco Franco, el MEK (Museo de culturas europeas) muestra la exposición “Vamos a la playa”, Ferien unter Franco”, que aborda el papel del turismo en España durante la dictadura.

Los primeros en pisar la playa

La mala situación económica de España y la pobreza de la población obligaron a Franco a abandonar su política de autarquía a finales de la década de 1950. Abrió el país al turismo, fomentó la construcción de nuevos hoteles, las inversiones en infraestructuras y creó oficinas de turismo estatales. Franco empezó a lavar su imagen tras un largo régimen que llevaba demasiado tiempo en el inmovilismo. Hasta entonces las playas habían servido de límites inservibles, litorales por donde dejar pasar la vía del tren y el ocio y el disfrute no formaba parte de los lugares comunes.

El objetivo de Franco era que los turistas aportaran al país las divisas que tanto necesitaba. Los turistas, por su parte, apreciaban el sol, la playa, los precios bajos y la vida aparentemente auténtica y tradicional de la población. De vuelta a casa, contaban sus experiencias vacacionales positivas y actuaban como embajadores que distraían la atención de la opresión en el país.

Viaje a una dictadura

“Recuerdos de la llegada a un país en represión, el silencio generalizado, la presencia de la Guardia Civil”. La artista Monika Anselment inaugura el recorrido con estas palabras basadas en su propia vida. Otros siete artistas, en su mayoría alemanes, Denys Blacker, Christoph Otto, Annette Riemann y Tom Theunissen, Stefanie Unruh, Ulrike Weiss y Jörg Zimmer reflexionan con sus instalaciones multimedia, fotografías, collages y performances sobre la situación de entonces y sus propios recuerdos de la España franquista y posfranquista.

Con un foco en Mallorca, la isla expone su pasado como lugar de paso para exiliados antes de emigrar a EE. UU., Italia o el sur de Francia, destino normalmente determinado por el nivel adquisitivo. Detrás de estos escenarios idílicos de las postales expuestas se detallan historias de exilios, refugios, persecuciones o ejecuciones que se remontan a mucho antes de la llegada de los extranjeros a la playa, desde la Guerra Civil hasta finales de los setenta, cuando la situación política parecía patentar la libertad como ofrenda turística, mientras el propio país se resistía a permitirla.

Lo que sobresale es una serie de testimonios que contrastan la España de postal con las vivencias impopulares que pertenecían a esos mismos escenarios. Mientras los españoles convivían con la represión, España se convertía en lugar de ensueño de vacaciones donde igual se alojaban exiliados como protegidos. Es el caso de Gerhard Thümmler, miembro de la NSDAP y gestor en 1933 del hotel de lujo Castellet. O bien, el de Albert Vigoleis Thelen, asignado agente de viajes para el turismo alemán, quien tras una estancia en Mallorca publicó una novela en la que ilustra satíricamente las antípodas entre el exilio y el turismo en la isla. O el caso de la Sala Augusta de Palma, ahora un cine, que en su momento sirvió como prisión de opositores al régimen y donde muchos también fueron ejecutados.

Entre los reportajes hablados se pronuncian más testimonios autobiográficos como el de un entonces estudiante alemán en España quien, todavía emocionado, recuerda cómo la detención y ejecución con garrote de vil de dos terroristas de ETA buscados durante su estancia en el país le influyeron para siempre en un urgente interés por conocer la situación política represiva tanto de España como de otros países. O el testimonio de un pintor alemán que rescata de su memoria de niño el contraste de su infancia ideal en Mallorca donde sus padres compraron un terreno e hicieron construir una casa con el mejor y el más reputado de los arquitectos del momento.

En las numerosas postales de los años setenta desordenadas sobre una mesa, se muestran paisajes paradisíacos en alta saturación que generan un efecto tan artificial como lo que era. El exceso cromático chirriaba con el ostracismo autóctono, piscinas como reclamos hoteleros, agua y cielo azules. España escribía otra historia, muy distinta de la que se retrataba en las postales enviadas durante los veranos de la última década del régimen de Franco.

Una exposición especial del Bòlit – Centre d’Art Contemporani, Girona y del Museu de l’Empordà, Figueres, con el Museo de las Culturas Europeas – Museos Estatales de Berlín. La exposición cuenta con el apoyo de la embajada de España, el Instituto Iberoamericano, la Asociación de Amigos del Museo de las Culturas Europeas y el Instituto Ramon Llull.

Exposición “Vamos a la playa. Ferien unter Franco” | Hasta el 7 de diciembre de 2025

Museum Europäischer Kulturen (Arnimallee 25, 14195 Berlín-Steglitz-Zehlendorf)

www.smb.museum/vamos-a-la-playa

Belén Lucas para Berlín Amateurs @ agosto 2025; fotos © VG Bild-Kunst, Bonn 2025 y © Staatliche Museen zu Berlin
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