Cada tres meses, en pleno corazón de Kreuzberg, la residencia de artistas GlogauAIR abre sus puertas al público para mostrar el trabajo que los artistas residentes han elaborado en el mismo lugar donde luego se exhibe: sus habitaciones.
Es viernes por la tarde en Berlín, unas manos parecen ajustar unos cables eléctricos en el interior de una pecera de agua turbia. A priori supone una maniobra algo peligrosa en esa habitación repleta de cachivaches y caos tecnológico. Sin embargo, esta todo bajo control, artísticamente hablando, en el taller de Greg Kappes, este joven artista estadounidense que se apresura por ajustar los últimos detalles antes de que se inaugure el Open Studios.
El trabajo de Kappes investiga nuevos caminos ante fenómenos aparentemente desaconsejables, y las expresiones artísticas que de ello se desprenden, como en este caso: la creación de sonidos cuando la electricidad entra en contacto con el agua.
Como Greg, otros diez artistas abrieron las puertas de sus habitaciones (y de mucho más) este fin de semana (14-17 de diciembre de 2018) para mostrar al público la obra elaborada durante los últimos meses en la residencia.
Glogauair es un lugar que tiene como idea ser un “espacio integrador donde defender y promulgar la cultura a través de artistas” llegados de cualquier rincón del planeta. Por este hogar/taller han pasado cientos de artistas desde su creación en 2006 por Chema Alvargonzález. Entre estos creadores “destaca una de las primeras promociones donde participó Invaliden1, que luego sería una galería gestionada por este colectivo de artistas”—nos cuenta Pablo Alvargónzalez hermano de Chema y ahora responsable de la residencia—, o la artista Wu Wei, que volvió a exponer en un Open Studios de GlogauAIR después de que su obra viajase al XC·HuA Gallery.
Pero GlogauAIR es más que un lugar donde se reúnen todos los tópicos de esta ciudad —inclinación artística, gente joven, sinergias— porque trabaja allí gente como Antonio Dotor. Este madrileño, también artista, se encarga de hacer de esta residencia un lugar mas confortable. Aunque en palabras del propio Antonio, “lo realmente interesante son las relaciones que brotan de entre los grupos de artistas que pasan por la residencia, además de la ubicación y la historia que alberga este edificio”.
Y es que GlogauAIR ya era un lugar de aprendizaje y crecimiento hace muchos años, cuando en 1886 el arquitecto Ludwig Hoffmann tras su nombramiento como Consejero de Edificación de Berlín (Baustadtrat) proyectó la residencia junto con otros dos pabellones. La edificación de la escuela pública de Glogauer Str. 16 marcó el inicio de una época de incesante construcción planificada y dirigida por Hoffmann. Escuelas, edificios públicos, parques, puentes, hospitales y museos formaron parte de sus proyectos más importantes, entre los que se cuentan la culminación del Museo de Pérgamo, el Märkisches Museum y el antiguo Ayuntamiento de Berlín.
Durante los bombardeos de 1945, el edificio principal de dicha escuela quedó prácticamente destruido y fue finalmente derruido. De aquel proyecto de Hoffmann quedan en pie el gimnasio (Turnhalle), que actualmente alberga una biblioteca pública para niños, y el edificio del rectorado (Rektorenhaus), donde a día de hoy GlogauAIR mantiene vivo el cometido educativo para el que fue construido. En aquellas antiguas aulas es donde hoy se celebran los debates, las exposiciones o las jornadas de puertas abiertas.
Han resultado particularmente interesantes para el público asistente las piezas de Yusuke Wakata y los fragmentos de la memoria que ha plasmado en su serie, o la aportación de Maijin Roos, que ocupaba el espacio del jardín para mostrar su obra, un lugar alternativo donde representar su trabajo, basado en la teoría y filosofía del espacio.
También destacó el trabajo del joven belga Aaron Daem. Durante el Open Studios, normalmente los artistas acicalan su habitación dejando solo las obras a mostrar. En el caso de Aaron, la exposición exhibía tal y como es su habitación, donde vive, trabaja y duerme. El artista ha puesto el foco de su obra en los límites y el valor de la imagen como objeto en diferentes contextos.
Hay alrededor de 22 residencias artísticas en Berlín, y GlogauAIR es una de las que más artistas y obras aporta a la ciudad, en palabras de Julia Doñate, encargada de la comunicación visual y el diseño gráfico del Open Studios: “Ayudan a externalizar sus proyectos. No solo supone un lugar donde producir obra, sino también un espacio en el que compartirla con otros artistas y, lo más importante, con Berlín”.
En Berlín, ese lugar donde nada es lo que parece, GlogauAIR es exactamente lo que parece, sin ningún lugar para la pose o el vacío. Se trabaja bien, y siempre se produce (crisis creativas aparte). “Es importante para el artista también poner digamos un time-line de producción, que suele estar entre 3 y 6 meses, porque supone un limite para aprovechar la inmersión que ofrece la residencia”, afirma Julia.
En materia de arte, la tendencia es un arma de doble filo. Alejarte de ella, con los pies en la tierra, es una labor a valorar. En este lugar no ha llegado la gran industria, está libre de influencias económicas, es un espacio puro de expresión. Por ello, y por algunas cosas más que podréis valorar por vosotros mismos en el próximo Open Studios, GlogauAIR le ganó este asalto a Berlín.
Residencia de artistas GlogauAIR
Glogauer Str. 16 – 10999 (Berlín-Kreuzberg)
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