Escrito por: Actualidad Alemania

Workaway II: dos semanas en la granja de Ann-Kristin

Todas las personas tenemos sueños, esperanzas y anhelos. Por desgracia, no todo el mundo reúne el valor suficiente para realizarlos. También es necesaria cierta dosis de locura y tener suerte, circunstancia imprescindible en la vida. En ocasiones, nos resulta más fácil involucrarnos en los sueños de otros que decidirnos a vivir los propios. Soy de las que opinan que los sueños no siempre se cumplen, pero aun así hay que perseguirlos, porque la felicidad es contagiosa y pocas personas son tan felices como las que se realizan a sí mismas.

A través de workaway y gracias a Ann-Kristin Petzak, tuve el privilegio de desconectar de Berlín durante dos semanas, a cambio de colaborar con ella en las tareas diarias de su granja. De esta forma y por el módico precio de los 16 euros que me costó el trayecto en autobús (ida y vuelta), he podido conocer un poquito más de cerca la historia de una zona de Alemania todavía cerrada y bastante profunda.

«Muévete y el camino aparecerá » (proverbio Zen)

Wilma F. Kunst: ¿Qué se necesita para ser workawayer?

Ann-Kristin: Para ayudar en mi granja no hace falta nada concreto. Ganas. Hay muchas cosas que hacer. Lo más importante es tener interés en los animales. Quien quiera cocinar, puede hacerlo. Cada uno encuentra una ocupación. Es muy importante que si una persona, por las razones que sea, le tiene miedo a un animal en particular, no se ocupe de él. Por ejemplo, si alguien tiene miedo de los cerdos, no necesita darles de comer. O a las vacas. Las vacas suelen dar mucho miedo.

Wilma F. Kunst: ¿Te contactan más alemanes o gente de otros países?

Anne-Kristin: De otros países. Últimamente viene gente de Berlín o de las inmediaciones, pero la mayoría tiene un origen extranjero. Alemanes-alemanes, que yo recuerde, no he tenido todavía.

En la granja, situada en un pequeño pueblo llamado Bloischdorf (Brandeburgo), el despertador suena a las siete menos cuarto, incluso antes. El mío vuelve a sonar diez minuto después. Guten Morgen!

—Morgen! Contesta Anne, sin levantar los ojos de la báscula.

Mientras termina de preparar la comida de los animales, remuevo las mezclas con una cuchara. Llevamos una semana repartiéndonos el trabajo. Yo me ocupo de alimentar a las ovejas, los burros y las cabras y Anne —o Kara, su hija menor— de las yeguas, las vacas y los tres cerdos.

Wilma F. Kunst: ¿Desde cuándo perteneces a workaway?

Anne-Kristin: Desde hace unos cuatro años y medio. Antes vivíamos muy cerca de Hamburgo y teníamos estudiantes de intercambio que iban a la universidad. Es genial conocer otras culturas, pero en Bloischdorf no es posible hacer eso. Un día, navegando en internet, di por casualidad con la plataforma workaway. No se trata solamente de recibir ayuda, me gusta tener en casa a personas de otras partes del mundo que quieran estar aquí y que les gusten los animales.

Wilma F. Kunst: ¿Hay un tiempo mínimo? ¿Y máximo?

Anne-Kristin: En principio sí, al menos en mi granja hay un mínimo de catorce días. Como en todo, hay excepciones. Si alguien solo puede venir una semana y hay un trato amable, también es posible, aunque por lo general, se necesita una semana para adaptarse al trabajo. Es una granja relativamente grande y hay diferentes animales. La segunda semana suele ser más positiva, tanto para mí, porque el trabajo es más fluido, como para el workawayer, porque se siente más seguro con los animales y puede realizar las tareas con mayor autonomía. En cuanto al tiempo máximo, tiene más que ver con la disposición de los workawayers. Hasta ahora, lo más largo han sido ocho semanas. Para mí es genial, porque obviamente son personas que quieren estar aquí. Podría ser más tiempo, pero en realidad no es algo que dependa de mí. Como la mayoría de mis workawayers son extranjeros, depende del tiempo que puedan permanecer en Alemania.

Wilma F. Kunst: ¿Cuántos animales tienes?

Anne-Kristin: No lo sé (risas). Alrededor de veinte.

Las primeras en salir del establo son las dos vacas, Bliss y Fanny.

Después de llevar a las yeguas a pastar a la pradera, junto con las burras y las ovejas —los demás animales permanecen en la granja—, Anne, Kara y yo, nos sentamos a desayunar: café, tostadas con mermelada y mantequilla, quesos y huevos frescos.

Durante el desayuno planificamos la jornada y nos repartimos las tareas.

Wilma F. Kunst: ¿Todos tienen un nombre?

Anne-Kristin: No. Hay un par de gallinas para las que todavía estamos buscando nombre, pero todos los demás sí que tienen. Las gallinas son los únicos animales con los que tengo problemas para diferenciarlas. Hay siete gallinas y un gallo. El gallo se llama Paul, pero hay tres gallinas que todavía no tienen nombre.

Los establos se limpian todos los días. Es la tarea más tediosa. Básicamente consiste en separar la mierda de lo que no lo es. Las cabras, son, probablemente, las más cagonas. Muy al contrario de lo que se piensa, los cerdos son de los animales más limpios, pues hacen sus necesidades siempre en la misma esquina.

Wilma F. Kunst: ¿Has vivido la experiencia de workawayer?

Anne-Kristin: No, siempre como host. Si fuera más joven… pero entonces no habría tenido el valor. El miedo es otro punto que me alucina. Nuestros primeros invitados eran de China y de América. Gente que se hace en el camino. Es increíblemente interesante. Un experimento para las dos partes. La mayoría es gente joven, aunque no siempre. Hoy, sí, puede que me atreviera, pero ahora tengo una granja y no puedo irme, por lo que sigo manteniendo el contacto con el exterior a través de workaway.

El tiempo pasa diferente en Bloischdorf. Sobre la una hacemos otra pausa o Mittagsbrot. Anne es vegetariana y por momentos se me hace muy duro…

Wilma : ¿Cómo valoras tu experiencia hasta ahora?

Anne-Kristin: He tenido muy buenas experiencias. A veces recibo una nueva perspectiva que me hace reflexionar. También he tenido experiencias negativas, que al principio me impactaron mucho. Incluso pensé en abandonar, pero workaway es una comunidad estupenda. En ocasiones las experiencias no resultan como se habían planeado. Incluso una mala experiencia puede significar un cambio y convertirse para mí en algo positivo.

Antes de que se ponga el sol, volvemos a la pradera, rienda en mano. Nada más vernos, los animales acuden a nosotras. Primero cruzamos a las yeguas —la pradera está al otro lado de la carretera—. En cuanto al resto, solo es necesario tener bien sujeta a Lizy, la burra mayor, y los demás nos siguen mansos y confiados.

Wilma F. Kunst: ¿Dónde te ves dentro de cinco años?

Anne-Kristin: Espero seguir aquí. Y espero que la mayoría de los animales también. Y sobre todo, espero que para entonces, haya encontrado la forma de ganar dinero para poder mantener esta granja, puesto que desde hace un par de años estoy tirando de mis ahorros para salir adelante.

Pequeño vocabulario / kleines Lexikon:

Die Tiere füttern = dar de comer a los animales

Den Trog mit Wasser auffüllen = rellenar el bebedero con agua

Den Stall ausmisten = limpiar el establo de estiércol

Die Näpfe abwachsen = limpiar los cuencos (de los animales)

Die Box = compartimento individual donde duermen los animales

Der Zügel = la rienda

Die Schubkarre = la carretilla

Das Heu = el heno

Das Stroh = la paja

Die Forke = la horca

Die Schaufel = la pala

Más información:

Workaway: estilos de vida poco comunes

Texto y fotos de Wilma F. Kunst para BA © abril 2016
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