¡Bienvenidos al bosque de los muertos! Así se debería saludar a los visitantes del descomunal cementerio situado a las afueras de Berlín conocido como Südwestkirchhof Stahnsdorf. Y es a primera vista difícil saber que esto es un cementerio; más bien parece un bosque centroeuropeo amurallado. Se llega en un eterno autobús o en un agradable paseo en bicicleta desde Berlín a través de Zehlendorf y Kleinmachnow.
Una vez cruzada la puerta de entrada, es posible volverse a subir en la bicicleta: el cementerio es tan inmenso que la mejor manera de visitarlo por primera vez es sobre dos ruedas, parando de vez en cuando para caminar en las zonas de mayor interés. Y no son pocas. Entre miles de árboles caducifolios y de hoja perenne encontramos interesantes construcciones arquitectónicas, dos cementerios militares y las tumbas de multitud de personajes famosos –y algunos no tan famosos, pero aún más interesantes–.
El Südwestkirchhof Stahnsdorf se abrió en 1909 ante la saturación de varios de los cementerios de la ciudad de Berlín. Situado en el municipio brandeburgués de Stahnsdorf, a apenas unos kilómetros de Berlín, es el décimo cementerio más grande del mundo y el segundo de Alemania. 206 hectáreas de lápidas y verdor.
El camino que rodea la zona principal del cementerio está rodeado a izquierda y derecha de una naturaleza casi exuberante, entre la que aparecen tumbas monumentales coronadas por gigantescas urnas de piedra, aunque también sencillas lápidas sin adornos casi y con nombres apenas legibles. Un desvío lleva a un claro del bosque dominado por un sencillo templete circular.
Justo al lado del camino principal sorprende un trío de monumentales tumbas de principios de los años treinta. En el centro, un busto de bronce y la inscripción F. W. Murnau. A los aficionados del cine se les ilumina el corazón, pues se trata de Friedrich-Wilhelm Murnau, el director de películas de cine mudas durante la República de Weimar y autor del icónico largometraje Nosferatu.
Más adelante, se avista un edificio de madera que parece salido del Medio Oeste norteamericano, aunque el barniz oscuro y la piedra que corona la torre eclesial delatan que se trata de la capilla del cementerio en estilo noruego. El edificio es espectacular en su sencillez, con ventanas de estilo modernista y un portal en porche.
Un poco de historia
Entre las miles y miles de personas aquí enterradas se puede observar que, también después de la muerte, no todos somos iguales. La familia de poderosos industriales Siemens, por ejemplo, dispone de un patio semiprivado en torno a la tumba del patriarca Werner von Siemens, fallecido en 1892. No sabemos qué pensarían los Siemens de la pareja que se besaba con ardor en un banco del patio durante la visita de quien suscribe estas líneas, pero qué más da.
En el cementerio de Stahnsdorf la muerte se halla rodeada de apabullante vida (animal). Se escuchan pájaros de decenas de especies por doquier, se ven pisadas de jabalíes en el suelo, no es difícil distinguir extraños insectos entre el omnipresente musgo y, si se tiene suerte, se puede atisbar algún zorro e incluso un cervatillo.
Al dirigirse al extremo opuesto de la entrada principal, se encuentran dos excepciones que confirman la regla: tumbas alineadas, césped recortado y un gran claro sin árboles marcan los sendos cementerios de soldados británicos e italianos, construidos para albergar a casi tres mil soldados muertos en la Primera Guerra Mundial en manos alemanas. Aviso a visitantes: en verano y hasta mitad de otoño la verja está tomada por una colonia de avispas que parecen odiar especialmente a los redactores de Berlín Amateurs. Segundo aviso: no hay farmacias cerca.
Con picaduras o sin ellas, una vez cubiertos los imprescindibles del cementerio, es el momento de entregarse a deambular entre las tumbas de amantes, familias desconocidas, artistas, duques, nazis y opositores de todo pelaje. Nos encontramos, entre otros, al periodista Siegfried Jacobsohn, fundador de la mítica revista Die Weltbühne; o al diplomático sueco Hans Henrik Freiherr von Essen, enterrado en un espectacular templete circular con una tétrica catacumba abierta a visitantes.
Aquí enterrados están los Gottschalk, matrimonio formado por el popular actor Joachim Gottschalk y la actriz de origen judío Meta Gottschalk. A ella los nazis pronto le impidieron ejercer su profesión, mientras que Joachim se convirtió en uno de los actores más influyentes de Alemania en los años treinta. En 1941, ya cercana la “solución final”, se presionó al matrimonio para que se divorciara. Poco después, en un encuentro con el ministro de Propaganda nazi Goebbels, este le dio un beso en la mano a Meta. El matrimonio supo que esta sería deportada a Theresienstadt y decidió no dejar su destino en manos ajenas: se suicidaron tomando pastillas para dormir y dejando el gas abierto.
Südwestkirchhof Stahnsdorf está lleno de estas y muchas otras historias, algunas irremediablemente perdidas. Mientras algunas de las tumbas y caminos están en estado de decadencia, una asociación intenta mantener la dignidad del lugar y ofrece varias visitas guiadas al mes, así como conmovedores conciertos en la capilla. Las actividades pueden consultarse en su página web.
Da igual si se visita en primavera, verano, otoño o –si alguien se atreve– en invierno. El cementerio-bosque de Stahnsdorf ofrece distintos colores y mil tonos de verde a lo largo del año, y es siempre una escapada perfecta para quienes buscan unas horas de paz, que de momento no será eterna.
Cementerio Südwestkirchhof Stahnsdorf
Bahnhofstr. 2, 14532 Brandenburg-Stahnsdorf
Horario de apertura del cementerio
1 de abril – 30 de septiembre: 7 a 20 h
1 – 31 de octubre: 7 a 18 h
1 de noviembre – 28 de febrero: 8 a 17 h
1 – 31 marzo: 7 a 18 h
Texto y fotografías: Juanfran Álvarez Moreno para Berlín Amateurs © noviembre 2024
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