La Bolognina es un pequeño restaurante italiano situado justo detrás de Rathaus Neukölln. En él se sirve sin duda unas de las mejores recetas de pasta y piadinas frescas de Berlín, Brandeburgo y, con un par de sus vinos de la casa encima, me atrevería a asegurar, aún con salsa de ragout en la comisura de mis labios, que de Alemania entera.
El lugar es casi desde que llegué uno de mis imprescindibles de la ciudad, y ahora también una excelente opción para comer bien en casa durante el confinamiento. Por el cariño y el compromiso a lo que hacen, a la tradición, por su simpatía, humildad y por ofrecer calidad a precios razonables. Efectivamente, todo esto existe en Berlín.
Luca Spinogatti, dueño y señor de esta casa, siempre fue definido por mi amigo Edu de Roma como la nonna de Neukölln, hablando del sabor a abuela de sus platos. En su restaurante nos explica que las trattorias eran bares de carretera que existen desde hace siglos en Italia, al igual que en España. Lugares donde los viajeros paraban a repostar sus estómagos con recetas caseras que muchas veces eran lo mejor del viaje, y en ocasiones incluso el motivo.
Ahora que vivimos que no paramos quietos, que siempre estamos yendo o viniendo de algún sitio, algo de ese concepto sigue vivo en La Bolognina, un lugar para repostar un poco de felicidad en nuestro frenético ir y venir urbanita.
Por otro lado, tenemos las osterías, que son lo que nosotros entendemos como casas de comidas, pequeños restaurantes que en los pueblos ofrecían platos tradicionales, muy ricos, y que servían de lugar de encuentro de los lugareños de todas las clases sociales pues, para eso, socializar y beber, compartir, beber un poco más, comer y seguir bebiendo.
Su versión urbana en España serían también los bares de menú… Cómo se echan de menos… Y es que todos los filósofos clásicos ya sabían que la suma de uno de sus primeros platos, un segundo, un postre, un café, un orujo y una siesta es el secreto de la felicidad.
Los conceptos de trattoria y osteria se unen en este pequeño local de menos de diez mesas en la Donaustr. en Neukölln, donde los platos más populares de su breve carta son sin duda los ravioli con mantequilla y trufa negra y los tagliatelle con ragout de salciccia. Ahora lo llaman confort food, pero es comida casera rica de toda la vida.
El plato favorito de Agostino Artese, el maître con más encanto del barrio, fotógrafo de este artículo y excelente artista, confiesa que su receta favorita son los ravioli con burro e salvia. Yo añadiría las excelentes piadinas de masa fresca amasada al momento, especialmente la de salame y rúcula… Deliciosos bocaditos calientes que son el entrante perfecto, o la merienda, o el almuerzo, o el desayuno…
Los ingredientes son de pequeños productores, desde la harina a sus tomates de Cerdeña, la mantequilla de Monti Natale o el aceite de oliva de Abruzzo —región natal de Luca y donde cada casa podría ser un restaurante—, sabiendo incluso que ha elegido el del lado del valle que más sol recibe.
Los productos no son necesariamente bio, “porque en nuestros países tenemos la suficiente cultura como para saber que lo importante es conocer la historia del productor detrás de cada producto, y su manera de trabajar, no de un sello, sea el que sea”, aunque sin olvidar el precio, ya que en La Bolognina tienen presente que una casa de comidas es para el pueblo, y los precios tienen que ser democráticos.
Se cocina pasta fresca de martes a sábado, y es posible comprar tagliatelle y ravioli hechos esa misma mañana para cocinarlos en casa, o cocinados con tu salsa favorita, y recoger o recibir en tu hogar vía Wolt y Kolyma2. Además, si vives en Neukölln ¡la pasta fresca cruda te la llevan a casa! (miércoles tarde y viernes hasta las 16 horas).
También venden su aceite de oliva virgen extra, el del valle soleado. Se puede ir con una botella vacía de cristal para rellenar o una vacía para llevar, lo mismo con el vino de la casa. Y es que mención especial merece su selección de vinos, mayormente naturales pero también otros tradicionales que les gustan especialmente a ellos.
Ojalá pronto se pueda uno sentar en sus mesas, disfrutar de las sonrisas de sus camareros y de la cocina de la abuela de Neukölln, pero mientras tanto os dejamos este imprescindible Potente como una excelente opción confinada. Una opción italiana donde, al igual que en España, “hablamos de lo que vamos a cenar mientras estamos almorzando”.
Texto: Miguel San Martín; Fotos: Agostino Artese – Berlín Amateurs © enero 2021
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