(con la colaboración especial de Deutsche Oper Berlin)
El influjo de la literatura en la ópera del siglo XIX queda patente en esta pieza de Giuseppe Verdi. La traviata fue la única ópera de Verdi que se estableció entre las clases medias parisinas de la época. Se basa en la aclamada novela La dama de las camelias (1948) de Alexandre Dumas, retrato crítico del universo mundano parisino que fabula la vida real de Marie Duplessis, una noble cortesana que murió en 1847 a los 23 años. Mientras que Dumas prestó considerable atención a las conexiones sociales y las relaciones, Verdi y su libretista Francesco Maria Piave se centraron enteramente en el conflicto entre Violetta, Alfredo y su padre. Su drama solo se ocupa de los conflictos internos y se focaliza en las tres fases de la fortuna de Violetta Valèry: el amor, la renuncia y la muerte.
En esta obra todos parecen tener razón y al mismo tiempo culpa. Todos tienen que rendir cuentas a la vida. Y en eso precisamente radica la modernidad de esta ópera: se trata de un alegato individual en favor de la libertad personal de la mujer. Estrenada en el Teatro La Fenice de Venecia en 1853, para componer La traviata, Giuseppe Verdi se inspiró en la pieza teatral sobre la novela de Dumas tras ver una representación de la obra en París. El amor radical y profundo es el trasfondo de cada nota y cada palabra. La traviata hinca sus raíces en la literatura para posteriormente influir en el cine: Moulin Rouge y Pretty Woman se basan en esta ópera.
Sin embargo, en La traviata, Verdi sitúa a Marguerite Gautier (ahora con el nombre de Violetta Valèry) en el epicentro de la trama dramática en una historia condensada en tres actos, en lugar de cinco. Verdi demostró una gran osadía al abordar una historia controvertida en aquel momento. Junto a Rigoletto e Il trovatore, La traviata cierra la trilogía del compositor italiano caracterizada por los personajes marginales en dificultades extremas en los que prevalece la humanidad por medio del dolor y el amor.
La traviata: drama psicológico intimista
A través de una historia realista, este drama psicológico intimista refleja los errores de la la sociedad enquistada en una hipocresía machista y de clase. Verdi nos muestra los últimos días de una prostituta soñadora con una vida mejor que al final claudica ante la moral dominante. Por ello no fue extraño que La traviata padeciera la censura —empezando por el nombre; traviata es un eufemismo de prostituta en italiano (extraviada)—, por lo que hubo que situar la acción dos siglos antes, en la época de Luis XIV, para que el público no se viera tan reflejado y no se sintiera ofendido. Incluso en ciertos teatros la obra se presentó con el nombre de Violetta. Aunque La traviata fracasó en su primera representación, en su segunda, ya en el teatro veneciano de San Benedetto en 1854, supuso un éxito constatado.
Sempre libera
Se trata de la primera ópera basada en hechos reales relativamente recientes que introdujo novedades como su comienzo en flashback o el uso de trajes del momento. La traviata es la obra más destacada del repertorio operístico estándar; en la actualidad, una de las óperas más queridas del público. Ostenta el número uno en Operabase como la más representada del mundo. Sus alabanzas ensalzan a un Verdi maduro, unos personajes más hondos, unas construcciones dramáticas sólidas y una orquesta portentosa. Destruida primero moralmente y luego físicamente, gracias a Verdi, Violetta consigue vivir eternamente. Con esta ópera y un lleno absoluto, dio comienzo la temporada 2017-2018 en Deutsche Oper Berlin.
La traviata, entre los placeres de la vida, el amor y la muerte
“El amor es una flor que nace y muere”, canta la propia protagonista al inicio de la ópera quien, por cierto, tiene nombre de flor. La obra abre con el preludio “amor y muerte”: una fiesta en París en casa de Violetta en la que se elogia el vino, el amor libre y los placeres de la vida, evocando al mismo tiempo la muerte de la protagonista que tendrá lugar en el tercer acto. Durante la celebración, el joven burgués Alfredo Germont (tenor Attilio Glaser) declara su amor a la joven cortesana Violetta Valèry (soprano Patrizia Ciofi), y ella, aunque duda de ese sentimiento, se deja arrastrar por la pasión.
El segundo acto nos traslada a la casa de campo en la que Alfredo y Violetta viven felices desde hace tres meses, aunque la situación económica es complicada. En ausencia de Alfredo, el padre, Giorgio Germont (barítono Etienne Dupuis), suplica a Violetta que ponga fin a la relación, temiendo que la dudosa reputación de Violetta haga peligrar la boda de la hermana menor de Alfredo. Desesperada, Violetta concede y escribe una carta de despedida a Alfredo, en la que trata de convencerle de que sigue enamorada del barón Douphol (tenor Stephen Bronk).
È tardi… addio del passato
En el siguiente cuadro tiene lugar una fiesta en casa de Flora Bervoix (mezzosoprano Abigail Levis), amiga de Violetta, a la que también se presenta Alfredo. Después de ganar una gran suma de dinero en las mesas de juego (afortunado en el juego, desdichado en el amor) y vencido por los celos, lanza sus ganancias a los pies de Violetta, declarando públicamente que es la “tarifa” por los “favores” prestados. Un mes después, ya en el tercer acto, con París en medio de la fiebre del carnaval, Violetta está a las puertas de la muerte. Ahora que su padre ha revelado las verdaderas razones de sus acciones, Alfredo se apresura a regresar a su lado. Violetta perdona a Alfredo por su conducta, lo libera y muere.
Las tribulaciones de una cortesana
Al presentar las tribulaciones de Violetta en la forma de una narración retrospectiva, Götz Friedrich, responsable de la escenografía en Deutsche Oper Berlin, proporciona a esta tragedia la atmósfera de un réquiem. La totalidad de la representación se desarrolla en un decorado estático: es el mismo tanto en la fiesta de apertura que en la casa de campo, en la fiesta de Flora y en el lecho de muerte. Solo en el tercer acto los cimientos de la estancia parecen resquebrajarse y acompañar en el sentimiento a la moribunda Violetta.
La traviata entera, subtitulada en español
Al inicio de la ópera, vemos a la protagonista en su lecho de muerte, rodeada por la inmensidad oscura del escenario, que se asemeja a una tumba gigantesca. A medida que el baile comienza, Violetta, vestida para la ocasión, se levanta de la cama, que con el fulgor de la fiesta se ha convertido en un diván. De repente, las puertas se abren de golpe e irrumpe la muchedumbre parisina, concentrada en su frívolo entretenimiento. Comienza el flashback. Despreciando el sentimentalismo y la franqueza trivial, la producción de Friedrich alcanza profundamente a los personajes, poniendo al descubierto el drama interior y trayendo a la luz la oscuridad y el fatalismo de la pieza. Como él mismo señala: “La traviata es una ópera de la muerte; es hermosa de morirse”.
La bella durmiente (Chaikovski, con coreografía de Nacho Duato): 15 y 21 de septiembre; 3, 9, 10 y 15 de octubre Aida (Giuseppe Verdi): 23 y 29 de septiembre; 2 y 7 de octubre Tosca (Giacomo Puccini): 21 y 24 octubre Nabucco (Giuseppe Verdi): 29 octubre; 1 de noviembre La flauta mágica (Wolfgang Amadeus Mozart): 30 de septiembre; 13 de octubre; 28 de noviembre; 27 de diciembre
Paco Arteaga para BA © septiembre 2017
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