(con la colaboración especial de Deutsche Oper Berlin)
Con La flauta mágica Mozart consiguió una unidad irrepetible entre la fácil comprensión popular y la filosofía profunda. Mientras los niños se divierten con las gracias de Papageno, no son pocos los adultos que intentan desentrañar los misterios en torno al sacerdote supremo masón Sarastro. Incluso Goethe barajó durante toda su vida la idea sobre si escribir o no una continuación de la historia. ¿Está superado el antagonismo entre Sarastro y la reina de la Noche? ¿Son Tamino y Pamina realmente una pareja feliz? Cada generación da una respuesta a estas preguntas.
Estrenada en 1791 en el Teatro auf der Wieden de Viena con éxito rotundo, esta creación enigmática del repertorio operístico representa la variedad de géneros músico-teatrales (oratorio, lirismo italiano, ópera buffa, tradición folclórica alemana, vodevil) unidos en un cuento de hadas que integra música y teatro. Tal batiburrillo requiere como es natural de multitud de personajes y situaciones, lo que a veces en ópera marea. El genio de Salzburgo compuso La flauta mágica entre problemas financieros y de salud. Su amigo y compañero masón Schikaneder le había propuesto componer una especie de zarzuela alemana con texto hablado a partir de un libreto escrito por él y basado en la historia Lulu oder die Zauberflöte de Jacob Liebeskind y otras fuentes. Dicen de esta ópera que se convirtió en panfleto propagandístico masónico.
Trailer de la obra en Deutsche Oper Berlin
La flauta mágica: entre el bien y el mal y la masonería
¿Quién no conoce La flauta mágica de Mozart, la ópera en lengua alemana más representada del mundo? ¿Pero quién la conoce verdaderamente? Esta obra maestra heterogénea consta de múltiples capas, una mezcla inusual del teatro popular vienés, misterios masones, cuentos de hadas y mitos. A menudo estos niveles, que también confrontan a Mozart con el libretista de la pieza Schikaneder y que supone una ruptura en el argumento, el todo considerado como una historia confusa y desconcertante, fueron desacreditados y tachados de chapuza con música grandiosa. Cualesquiera que sean los hechos, es la música la que suaviza las contradicciones de la trama, elevándolas a un realismo mundano. La música no denuncia a los personajes, sino que confiere a los conflictos una dimensión existencial. Sin esta dimensión, la ópera sería como un cuento de hadas irracional.
Der Hölle Rache kocht in meinem Herzen: aria magistral de la reina de la Noche
Conducida en Deutsche Oper Berlin por Ido Arad y dirigida por Günter Krämer, complicada argumentalmente y dividida en un sinfín de cuadros, se trata de una gran obra maestra histórica que ensalza el amor por la verdad, la solidaridad, la justicia, la fraternidad y la tolerancia, y sobre todo el triunfo de la luz sobre el oscurantismo. Quizá Mozart solo la compuso para entretener y divertir a las clases humildes en el teatro de su amigo. Aunque una lectura infantil de la pieza permite deducir el triunfo del bien sobre el mal, una interpretación más profunda señala el camino hacia la iluminación y el conocimiento que ejemplifica el simbolismo masónico presente en esta obra.
Incluso se afirma que Sarastro es el alterego del gran maestro de la logia. La simbología de los colores blanco (pureza, el bien representado por Tamino y Pamina), negro (el mal, que recae en la reina de la Noche) y amarillo (luz encarnada por Sarastro) juegan también un papel clave en la pieza. A pesar de la cantidad de cuadros y personajes y de las partes habladas, la representación de La flauta mágica en Deutsche Oper Berlin brilla por su dinamismo y prontitud.
La flauta mágica: un argumento complejo (ahora simplificado)
Amenazado por una dragón salvaje (en Deutsche Oper con forma de dragón chino humano, pero que en el original se trata de una serpiente), el príncipe Tamino (tenor Matthew Newlin) es salvado por tres misteriosas mujeres, que han sido enviadas por la reina de la Noche (soprano de coloratura Lisa Mostin). Cuando el cazador de aves Papageno (barítono Simon Pauly) aparece y se jacta de su heroica acción como asesino de dragones, las tres damas lo castigan. Ellas muestran al príncipe una foto de Pamina (soprano Siobhan Stagg), la hija de la reina, que ha sido encarcelada por Sarastro (bajo Tobias Kehrer), regente del templo del Sol. Tamino se enamora al instante de ella. La reina aparece y le ordena unirse a Papageno para salvar a Pamina; si la libera, podrá casarse con ella. Dan a Tamino una flauta mágica con poderes protectores y a Pagageno unas campanillas mágicas. Guiados por tres muchachos (que fueron premiados con una gran ovación final del público), los dos héroes comienzan su viaje hacia el castillo de Sarastro.
Papageno encuentra a Pamina en el templo de Sarastro y trata de escapar con ella. Intentan huir pero son apresados y obligados a permanecer en el templo y someterse a una serie de pruebas mortales. En primer lugar tienen que aprender a callar, lo cual es especialmente difícil para Papageno. Tamino guarda silencio y toca la flauta; Pamina entra en profunda desesperación. Inducido por superar la prueba, ya no habla con ella, pero Pamina piensa que no la ama y decide terminar con su vida, pero los tres muchachos lo impiden.
Protegidos por la flauta mágica, Tamino y Pamina superan las pruebas del fuego y del agua. En su desesperación, Papageno también decide matarse al no poder conquistar a Papagena (soprano Alexandra Hutton), no obstante los tres muchachos le recuerdan el poder sobrenatural de las campanillas mágicas y salvan otra vida. Su tintineo trae de vuelta a Papagena, y el encuentro les induce a soñar sobre un futuro feliz juntos. La pareja protagonista también es feliz: Tamino y Pamina son incorporados a la Sociedad de los Iluminados, que celebra los ideales de la naturaleza, la sabiduría y la razón. Sin embargo, para la reina de la Noche la historia toma un giro fatal: cuando intenta entrar al templo junto con su séquito es devorada por los espíritus de la oscuridad.
La ópera completa, aunque no en Deutsche Oper
La bella durmiente (Chaikovski, con coreografía de Nacho Duato): 15 y 21 de septiembre; 3, 9, 10 y 15 de octubre La Traviata (Giuseppe Verdi): 30 de agosto; 2, 6 y 9 de septiembre La flauta mágica (Wolfgang Amadeus Mozart): 31 de agosto; 30 de septiembre; 13 de octubre; 28 de noviembre; 27 de diciembre
Paco Arteaga para BA © julio 2017
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