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Humboldt y Freie: universidades de excelencia de Alemania (parte II)

Freie Universität

FREIE UNIVERSITÄT BERLIN

Durante el semestre de verano 2014 se matricularon en la Freie Universtität Berlin (FU) 197 estudiantes españoles y 397 latinomaericanos. Las especialidades más demandadas por estudiantes españoles fueron filosofía, matemáticas, filología hispánica, biología e historia. Los estudiantes mexicanos, por ejemplo, prefirieron ciencias políticas, estudios latinoamericanos, informática, química y psicología. Entre los organismos de apoyo y asesoramiento con los que cuenta la FU destacan la sección “International Site” de su página Web (que incluye temas de interés como la búsqueda de alojamiento, consejos para aprender alemán o recomendaciones a tener en cuenta antes de llegar a Berlín, así como testimonios de otros estudiantes extranjeros que ya han pasado por sus aulas); o el Projekt ISFU – Internationale Studierende, que ofrece asesoramiento y ayuda centrándose en las necesidades específicas de los estudiantes extranjeros (solicitudes y admisiones, organización de planes de estudio o graduación). También existe un Club Internacional con diversas propuestas, además de otras informaciones generales.

La Universidad Libre de Berlín (Freie Universität, FU) tuvo un comienzo turbulento, un desenlace revolucionario, un mantenimiento contundente, sereno, con fundamento y resonancia. Líder en dimensiones y relevancia respecto al resto de universidades de la capital alemana, la FU es también una de las más grandes de Alemania. En las doce facultades de esta universidad es posible estudiar biología, química, farmacia; económicas y administración de empresa; ciencias naturales; pedagogía y psicología; historia; derecho; matemáticas e informática; medicina; filosofía y humanidades; física; ciencias sociales y política; y veterinaria. Goza de excelente prestigio la calidad de la docencia en sus centros, especialmente en humanidades y ciencias. Además, cuenta con tres institutos centrales interdisciplinarios (John F. Kennedy para estudios sobre Norteamérica, otro dedicado a Europa del este y otro para América Latina) y otras instituciones centrales de servicios.

La fundación de esta universidad en diciembre de 1948 fue la respuesta de unos 2.000 profesores y alumnos hastiados del totalitarismo que se respiraba en la Universidad Humboldt, custodiada por autoridades soviéticas, a tenor de la época fría que se avecinaba. Se trató de una alternativa irreprochable de aquellos que estaban relegados por sus puntos de vista políticos. Con un apoyo evidente del gobierno militar estadounidense de la ciudad ocupada, se erigió esta institución cimentada en valores democráticos donde la libertad de debate era –y sigue siendo– una prioridad.

La FU quiso luchar contra toda politización de la universidad, su principio fundacional. Con más de 65.000 alumnos, la Freie Universtität se convirtió en los ochenta en la más solicitada de Alemania. Cantidad que mermaría en los albores de los noventa, cuando la unificación alemana trajo nuevos bríos democráticos y aperturistas a la retrógrada HU, lo que no ha impedido que todavía hoy siga siendo la universidad más significativa de Berlín. La belleza de sus edificios modernistas ha sido retocada por Sir Norman Foster, quien también ha llevado a cabo la construcción de una nueva biblioteca –en concreto, la de filología– para el campus de Dahlem (Steglitz-Zelehndorf).

BA: ¿Por qué resulta tan atractiva FU para investigadores internacionales y para estudiantes latinoamericanos o españoles?

Carsten Wette, Oficina de Prensa y Comunicación de la Freie Universität: Probablemente exista un gran número de razones. No sabemos cuáles de ellas son cruciales para los científicos extranjeros. La FU es una universidad joven y dinámica ubicada en una de las ciudades más excitantes del mundo. Es una de las once universidades alemanas que han obtenido el título de Universidad de la Excelencia, iniciativa promovida por los gobiernos estatales y nacional. Seguramente, un elemento esencial sea su carácter internacional desde su fundación en 1948. Según datos de la Fundación Alexander von Humboldt, la FU es, a nivel nacional, con diferencia, la más popular para científicos extranjeros, consolidados o jóvenes. La FU también es para los estudiantes extranjeros la preferida del país, según comunicó en 2014 el Servicio Alemán de Intercambio Académico (DAAD). Además, desde este organismo se desprende que la FU es la universidad alemana que más estudiantes del programa Erasmus acoge.

Un factor importante que atrae a los científicos extranjeros a la FU podría ser también su respaldo financiero a los investigadores. En un informe confeccionado el año 2012 por DFG-Förderatlas, que proporciona una visión general de la financiación de todas las universidades alemanas, la FU lideró dicha lista entre 2008 y 2010. Los llamados fondos a terceros ascendieron a 110 millones de euros anuales.

Además, FU ofrece cursos y programas de doctorado de excelente calidad en una amplia gama de disciplinas en ciencias naturales, humanidades y ciencias sociales, así como un entorno estimulante para el estudio y la investigación. Estudiantes y jóvenes científicos se benefician de la cooperación intensiva de la FU con otras instituciones en el campus de investigación de Dahlem, en el sudoeste de Berlín. Todos estos factores probablemente contribuyan a que en la FU actualmente estudien, investiguen o impartan clases personas procedentes de 130 países del mundo.

Una estudiante argentina en la FU

Después de haber cursado estudios en la UBA (Argentina), Marina E. finalizó su carrera universitaria en la FU, donde se matriculó en filosofía y cine (Filmwissenschaft, una suerte de estudio teórico y analítico del cine). “En Alemania muchas carreras surgen de la combinación de dos. Uno elige lo que es el tronco, que representa más o menos el 75 por ciento de las asignaturas y luego una orientación secundaria o complementaria, que supone el otro 25 por ciento de las asignaturas”.

Fundamentalmente, eligió la FU por la libertad de pensamiento que creyó que allí iba a encontrar. “La HU tiene más tradición, pero estuvo controlada por las fuerzas soviéticas en su momento; la FU surgió como alternativa en 1948 en la parte occidental de Berlín y con intenciones menos dogmáticas”. En principio, califica su experiencia con la burocracia universitaria alemana de muy buena. “Siempre se mostraron transparentes, profesionales y resueltos en lo referido al papeleo”. Para estudiar, no solicitó ninguna beca, “me costeé los estudios por mi cuenta, aunque en Alemania estudiar es muy accesible”.

Del día a día universitario en Alemania recuerda que hablaba con muy pocos compañeros en las clases, “y a veces si coincidía con alguno en un aula y luego me lo cruzaba al día siguiente por los pasillos, no eran mucho de saludar. También es cierto que uno se termina acercando más a otros extranjeros a los que ve, equivocadamente o no, más cercanos”.

Desde su punto de vista, el sistema argentino es mucho más dogmático, exigente y con programas más extensos. Se intenta que el estudiante tenga una formación muy sólida y conozca y maneje mucha bibliografía, comentadores, textos… “En los exámenes se espera que el alumno demuestre que conoce todo el temario desarrollado durante el semestre. Se tiende poco al análisis y a la elaboración del pensamiento propio. Por el contrario, esto es justamente lo que se intenta en el sistema alemán. El profesor ordena lo que el alumno propone, pero es el alumno el que tiene que decidir qué aspectos le interesan y formar un juicio crítico al respecto. Los programas de las asignaturas no son tan extensos y en cada clase lo normal es que el 90 por ciento de los alumnos participe activamente, mientras que en mis clases en Argentina solo participaba un 5 o 10 por ciento”.

Marina recomendaría totalmente esta experiencia: “Es cierto que por momentos se torna dura, tener que hacerte valer en otro país, en otro contexto, aprender un nuevo sistema educativo, nuevas normas culturales, estudiar y comunicarte en otro idioma… todo eso implica un período de adaptación y, por momentos, es difícil, pero el resultado final fue para mí satisfactorio”.

Artículo de Paco Arteaga publicado previamente en CAI © octubre 2014
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