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Humboldt y Freie: universidades de excelencia de Alemania (parte I)

Humboldt Universität

Aunque investigadores de las distintas universidades principales de la ciudad cooperan en algunos proyectos, el sueño de crear una superuniversidad esbozado en 2007 que aúne las tres grandes y prestigiosas universidades berlinesas (Humboldt, Freie, Technische) se resiste a convertirse en realidad. Un estudio publicado recientemente por la Fundación Alexander von Humboldt afirmaba que las universidades Freie y Humboldt son las preferidas de los investigadores extranjeros. En la clasificación propuesta por Times Higher Education World University Ranking 2013-2014, la Humboldt Universität zu Berlin (HU) ocupa el puesto 94º, mientras que la Freie Universität (FU) se posiciona en el 86º. Descubrimos por qué también estas universidades alemanas atraen, no solo a científicos jóvenes o asentados, sino también a estudiantes extranjeros.

HUMBOLDT UNIVERSITÄT ZU BERLIN

Durante el semestre de invierno 2013/2014 se matricularon en la HU 259 alumnos procedentes de Latinoamérica y 111 españoles. HU cuenta con el club internacional Orbis Humboldtianus, que ofrece diversos servicios de asesoramiento y asistencia a estudiantes, al que está asociado la Oficina Internacional de la universidad. Entre sus funciones se incluyen el responder dudas y preguntas, gestionar la bolsa de idiomas para la cooperación entre distintas lenguas, el Visaservice que apoya y asesora a los estudiantes que no proceden de la UE, los cuales a veces tienen problemas de ampliación de visado cuando cursan estudios prolongados. La iniciativa KUSTOS ofrece a los estudiantes trainings interculturales enfocados al comienzo de los estudios, u orientación en la búsqueda de otras actividades estudiantiles secundarias. Además HU proporciona otras informaciones de carácter general.

Fundada en 1810 por el célebre intelectual Wilhelm von Humboldt, la Humboldt Universität zu Berlin (HU) –dedicada a la enseñanza y a la investigación– es la más antigua de Berlín y ha servido de modelo para otras universidades europeas u occidentales como Harvard. Por sus aulas han pasado 29 premios Nobel y pensadores de la talla de Schopenhauer, Fichte, Walter Benjamin o Albert Einstein. Se trata de una de las más prestigiosas de Europa. En sus tres campus (Mitte, Nord, Adlershof) se despliegan once facultades: derecho; agricultura y horticultura; matemáticas y ciencias naturales I (biología, química y física); matemáticas y ciencias naturales II (geografía, informática, psicología); medicina; filosofía I, II, II y IV; teología; económicas y administración de empresas.

Gracias al respaldo de Alexander von Humboldt, hermano de Wilhelm, en la segunda mitad del siglo XIX aquí se promovió la enseñanza de nuevas disciplinas orientadas a las ciencias naturales con modernas facilidades para la investigación. El ascenso del nacionalsocialismo al poder en 1933 supuso el despido masivo de unos 240 profesores e investigadores judíos. La librería, que en la actualidad cuenta con más de seis millones y medio de ejemplares, sufrió en aquel entonces la quema de 20.000 libros (supuestamente opuestos al régimen) en mayo de 1933 en Bebelplatz, durante un discurso de Joseph Goebbels. La universidad –en ruinas tras la Segunda Guerra Mundial– fue “nuevamente abierta” (y no reabierta, como podría inducir a creerse) en 1946, siguiendo el modelo soviético, lo que marcaría la influencia comunista durante la guerra fría.

En 1948, después de que muchos alumnos no afines al régimen comunista fueran expulsados, los oponentes demandaron una universidad libre. Nacía así Freie Universität con el respaldo del sector americano, el periódico Tagesspeigel y Ernst Reuter (alcalde de Berlín occidental entre 1948-1953), quienes la fundaron en Dahlem. Por aquel entonces, en HU ya no había lugar para la enseñanza y la investigación independientes. El profesorado académico fue reemplazado por comunistas para mantener el sistema educativo acorde con la línea ideológica. Sin embargo, sí prosperaron lazos de cooperación en materia de investigación con universidades del bloque de Este y Rusia, o universidades occidentales (Japón, Estados Unidos, y algunas de Asia, África y Latinoamérica) a partir de los setenta. Hasta el colapso de la RDA en 1989, HU estuvo bajo el control estrecho e ideológico del SED (Partido Socialista Unificado de Alemania), que impidió cualquier atisbo de oposición democrática en los campus de la universidad. Después de la unificación alemana, HU se sometió a una reestructuración drástica en la que todos los profesores tuvieron que solicitar democráticamente su acceso al profesorado.

BA: ¿Por qué es tan atractiva HU para investigadores internacionales y para estudiantes latinoamericanos o españoles?

Ulrike Spangenberg, Oficina Internacional HU: El nombre Humboldt (referido a los dos hermanos Alexander y Wilhelm, a los que que la universidad rinde homenaje), es toda una institución en Latinoamérica. En dicha región existen muchas escuelas que imparten el idioma alemán o preparan a sus alumnos para superar el curso y prueba de acceso a la universidad alemana (Abitur). Para los españoles, Berlín no queda muy lejos y es una opción para completar sus estudios; muchos se acogen al programa de movilidad Erasmus de la UE.

También influye el factor de que Berlín sea una capital. Una ciudad que atrae a gente joven de todo el mundo, debido a su rica oferta cultural y oportunidades. Berlín también es el centro de la vida política; aquí domina un ambiente internacional abierto. Aunque resulta difícil encontrar una vivienda adecuada, Berlín no es de las ciudades más caras alemanas ni europeas, lo cual atrae igualmente a los jóvenes. Además, aquí los estudiantes, generalmente, no pagan tasas de matrícula. La HU es una gran institución educativa con una amplia gama de programas de estudios y profesores excelentes. Posee también varios programas internacionales de intercambio, un creciente número de programas de doctorado y diversas consultorías.

Apreciaciones de una estudiante española sobre HU

María Eugenia Hernando estudió psicología en la Universidad Autónoma de Madrid. En 2011/2012 se trasladó a Berlín para disfrutar una beca Erasmus en la HU. En la actualidad cursa un máster de psicología en Darmstadt, “porque en Alemania existe más apoyo a la investigación en las universidades. La investigación está al alcance de los estudiantes y las universidades cuentan con un gran nivel científico a escala internacional. Y porque la rama que estudio, psicología industrial, se ofrece aquí como programa en la Universidad Técnica de Darmstadt, que es pública, y en España no está aún tan asentada en las aulas”, explica a CAI. Para acceder a la HU el único requisito fue un nivel B1 de alemán. Para sobrevivir en Berlín, además de la cuantía de la beca Erasmus (unos 300 euros al mes que recibió en febrero de 2012), contó con el apoyo de sus padres y un trabajo de camarera que consiguió en la cafetería del campus de Adlershof, donde trabajó tres meses, doce horas a la semana. “Muchísimos estudiantes estudian y viven independientemente, sin la ayuda de sus padres. La barrera es el alemán”.

Una de las cosas que más le satisfizo de la HU es que el instituto de psicología se encontraba dentro de la facultad de ciencias. “Eso fue también un motivo para estudiar en Alemania. En la HU, la facultad de psicología comparte campus (Adlershof) con las facultades de física, matemáticas e informática. A las clases de psicología acuden estudiantes de esas áreas, y se realizan proyectos conjuntos”.

En HU los estudiantes son activos y críticos con lo que aprenden, “o sea, van a la universidad a ‘trabajar’ y se comportan o se expresan sobre sus estudios de una manera más seria o profesional, por así decirlo. En Alemania nunca he oído a nadie alardear de haber aprobado sin haber estudiado, cosa que en España era más común”. Los estudiantes en Alemania le parecen mucho más críticos y responsables con su rendimiento personal y su programa de estudios. Nos cuenta también que en las facultades de psicología de la HU y de la TUD se organizan, al margen de las clases pero apoyados por la administración de la facultad, seminarios teóricos conducidos por los mismos estudiantes, en los que trabajan temas y proponen debates. “También asistí por primera vez aquí a Science Slams: monólogos organizados por la universidad donde los estudiantes presentan sus proyectos de investigación y compiten entre sí para ver quién divierte más al público, que les vota al final”.

En Alemania, quizá por la dificultad del idioma, nota menos interacción social entre estudiantes. “Tras las clases, que no son de lunes a viernes en horario constante, sino que tienen lugar una vez por semana durante dos horas, la gente se va por donde ha venido y no hay mucha oportunidad de conocer a los demás. Aquí te une más a la gente una misma actividad, que compartir la misma aula o mesa del comedor”.

A María Eugenia asimismo le consta que los estudiantes de Erasmus tienden a agruparse. “En la universidad no hay vida ni ocurre nada más al margen de las clases”. Después de clases, la gente se va a casa, “nadie se preocupa de conocer al de al lado”. A estudiar en España no le ve ninguna ventaja: “La universidad no prepara para trabajar. Además, el precio de la universidad pública es caro. Y por si fuera poco, estudié cinco años una licenciatura que ahora se reconoce como Bachelor, que en el resto de Europa se estudia en tres años. El gobierno nos engañó, claramente. En Alemania encuentras universidades científicas de primer orden mundial que cuestan cincuenta euros cada semestre; el resto del importe cubre el abono de transporte público. El idioma es la pega, pero el resto merece la pena, y lo más importante: los estudios están reconocidos”. A su parecer, la mayor diferencia radica en la inversión y medios con los que cuentan las universidades alemanas, más que la motivación de los estudiantes. No obstante, no le parece que estudiar en España sea más fácil que en Alemania. Todo depende de cada universidad y de cada programa. “La educación en Alemania es más práctica. Las clases no consisten tanto en estudiarse un libro, como en llevar a cabo un informe y presentarlo”.

Artículo de Paco Arteaga publicado previamente en CAI © octubre 2014
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