La tarde es templada y tranquila. Algo inusual en el febrero berlinés. Donde antes volaban aviones ahora solo vuelan cometas. Como una amenaza palpitante, el contenedor que presenta los planos y promueve la venta de apartamentos en el actual parque de Tempelhof también es de color rojo. De la iniciativa ciudadana “100% Tempelhofer Feld” –quienes pretenden que el recinto se mantenga en su totalidad como zona verde– surgió la recopilación de las185.328 firmas que finalmente fueron consideradas válidas (11.211 más de las necesarias para la petición de referéndum) contra los planes de desarrollo urbanístico del Senado de Berlín. La propuesta de votación popular en defensa de que Tempelhofer Feld permanezca tal y como está, ha conseguido sortear el obstáculo crucial.
Con el fin de paliar el problema de escasez de viviendas en Berlín (contradicción que choca con la cantidad supuesta de casas vacías), el Senado para el Desarrollo Urbanístico de la ciudad planea construir viviendas en tres márgenes de la zona del antiguo aeropuerto, que dejaría en el medio un espacio abierto de 230 hectáreas, superficie superior a la del Tiergarten. Para la esquina suroeste del recinto también existen planes concretos: además de la biblioteca central, aquí deberían construirse un barrio residencial y multitud de comercios. Según se especuló en diversos medios locales, los políticos de la oposición señalaron que la biblioteca era más bien una bomba de humo por parte del alcalde, Klaus Wowereit, “excusa cultureta” que permitiría que las empresas culminen sus negocios sobre el inmenso solar.
Referéndum a la vista
Ahora serán los ciudadanos de la capital alemana quienes decidan mediante plebiscito sobre el uso futuro de esta gran superficie, el terreno baldío que antes ocupaban las pistas de aterrizaje del antiguo aeropuerto de Tempelhof, en la actualidad convertido en zona de recreo. Un apetitoso solar; espacio propicio para que las pirañas se peleen. La ley electoral vigente prevé la celebración de un referéndum vinculante en los próximos cuatro meses.
La iniciativa popular berlinesa “100 Prozent Tempelhofer Feld” logró recoger las firmas suficientes durante solo cuatro meses. La directora electoral regional Petra Michaelis-Merzbach anunciaba el martes 28 de enero el recuento oficial. Berlín decidirá sobre el futuro uso de Tempelholf mediante referéndum el 25 mayo, se anunciaba el 11 de febrero, coincidiendo con las elecciones europeas. Una estrategia que en primer lugar genera un “efecto sinergia” en la participación electoral y segundo, reduce los costes del proceso de votación. “100% Tempelhofer Feld” persigue la implantación de una ley que garantice que la zona de la antigua pista de aterrizaje del aeropuerto se mantenga en su totalidad como parque.
Rumores de tongo
De las 233.000 firmas presentadas se invalidaron unas 45.000, lo que ha dado pie a interpretar que hubo irregularidades en el escrutinio, sin embargo, desmentidas. Al parecer, algunos distritos habían contabilizado firmas como válidas cuando faltaban por rellenar campos obligatorios como la fecha de nacimiento. Aunque el 5 por ciento de las firmas fueron inválidas, el organismo responsable descarta la manipulación o la falsificación, ya que la ley electoral prevé el recuento válido aun cuando queden campos obligatorios en blanco, siempre que el firmante sea claramente identificable.
Varios políticos de distrito reprocharon que los criterios de control durante el escrutinio habían sido demasiado laxos, algo puramente infundado, según afirma la dirección electoral regional. Para la celebración del referéndum era necesario conseguir el apoyo del 7 por ciento de los 2.487.385 hombres y mujeres con derecho a voto que residen en Berlín o lo que es lo mismo: alcanzar 174.117 firmas válidas. Los firmantes sin nacionalidad alemana o cuya residencia principal no fuese Berlín quedaron descartados. Entre los votos nulos también se dieron casos de personas que habían firmado en varias ocasiones.
Excavadoras aparcadas
El Senador para el Desarrollo Urbanístico Michael Müller (SPD) ha asegurado que hasta la celebración del referéndum no irrumpirá en el terreno ninguna excavadora. Hasta el momento estaba prevista la construcción de 1.700 apartamentos, según anunció Gerhard Steindorf, gerente de Tempelhof Projekt GmbH. La cuantía del alquiler para la mitad de los pisos rondaría los todavía accesibles 6-8 euros por metro cuadrado. No obstante, para rentabilizar tales precios no se escatimaría en la construcción, señalaba recientemente el periódico Berliner Morgenpost, que también afirma que se levantarán edificios de seis plantas –e incluso más– en determinadas zonas.
Entre los planes urbanísticos de Müller y las aspiraciones idealistas (o quizá ya no tanto) de “100% Tempelhofer Feld”, Los Verdes proclaman una alternativa: “Existe una tercera vía entre los planes colosales del Senador Müller y la ‘opción cero/nula’ que promulga ‘100% Tempelhofer Feld’. Es posible garantizar que más de dos tercios del terreno permanezca como espacio abierto y además crear viviendas asequibles para inquilinos con bajos ingresos. Presentaremos una solución en las próximas semanas. Para ello se precisa ahora una moratoria de la planificación y el consenso para que los berlineses participen en el diseño del complejo. Es por ello que decimos dos veces no: no a la solución nula de la iniciativa popular y no a los planes de Müller”, expresaron Los Verdes-Berlín a BA.
Según informa Julius D. a este medio, desde el departamento de prensa de “100% Tempelhofer Feld”, esta iniciativa no respaldará la solución de Los Verdes. El desarrollo del parque deberá vincularse a los principios de libertad y recreo, a aspectos ecológicos, así como a la responsabilidad social y económica respecto a los berlineses de esta y futuras generaciones. “La tercera vía de Los Verdes no sería una alternativa”, zanja. Por su parte, el dirigente del SPD-Berlín Jan Stöß criticó el rechazo a la edificación en Tempelhof, lo que desde su punto de vista lastra y perjudica el desarrollo de Berlín. “Por respeto al referéndum (a excepción de las excavaciones arqueológicas en el área afectada), hemos parado todos los trabajos y obras en la zona. Los planes seguirán adelante para que puedan efectuarse tanto el traslado como el inicio de las obras después de la celebración del referéndum en Tempelhofer Damm en el año 2016”, nos explica Petra R. desde el departamento de prensa del Senado de Desarrollo Urbanístico de Berlín.
Protestas precedentes
La iniciativa “Interessengemeinschaft City-Airport Tempelhof” ya había promovido con éxito en 2006 la celebración de un referéndum que finalmente pudo convocarse en 2008, esta vez en contra el cierre comercial del aeropuerto. Sin embargo, solo fue apoyada en las urnas por el 21,7 por ciento de los votantes. Distintos proyectos se discutieron respecto al destino ulterior de las instalaciones aeroportuarias en desuso. Se propuso entonces un plan de construcción que culminaría en 2017, pero el uso del terreno como parque ganó una popularidad inesperada que poco a poco fue dando pie al inicio de las protestas y de la irritabilidad social incontrolada.
El Senado para el Desarrollo Urbanístico de Berlín presentó en marzo de 2008 el proyecto “Tempelhofer Freiheit” que preveía la construcción del Tempelhof Forum THF con fines (lucrativos) culturales, mediáticos y creativos en el edificio del aeropuerto –conservado como monumento– y la parte sur de las instalaciones exteriores. El plan además contemplaba que en los bordes de las antiguas pistas de aterrizaje se construirían edificios de viviendas y que unas 220 hectáreas se seguirían utilizando como parque.
Los temores se activaron en 2009 cuando comenzaron las críticas capitaneadas por la iniciativa “Squat Tempelhof” que organizó entonces una manifestación-ocupación del recinto contra la privatización y comercialización del espacio barruntando que derivaría en otro temido proceso de gentrificación a los que viene estando hostilmente acostumbrada la ciudad. Con el fin de evitar la edificación en el terreno y derrocar las intenciones del Senado y mantener el estado natural del lugar que comprende 486.000 metros cuadrados surgía en septiembre de 2011 “100% Tempelhofer Feld”.
Los cimientos de Tempelhof
Atravesar la entrada del aeropuerto de Tempelhof en Luftbrückeplatz en sus últimos meses de actividad imprimía la sensación de que uno se disponía a viajar no solo en avión, sino además en el tiempo, algo que suele pasar en Berlín con alarmante frecuencia. Con una quietud inusual, un silencio precavido y sepulcral, el escenario fantasmagórico propio de una producción de James Bond o de una película de espionaje de los años cincuenta atribuía al espacio una atmósfera de irrealidad, casi de atrezzo. Como si estuviera a punto de iniciarse un tiroteo. Otrora uno de los aeropuertos con más tráfico del mundo, esta construcción de 1934 obra (tal y como la conocemos hoy) de Ernst Sagebiel, arquitecto que cosechó popularidad durante el nacionalsocialismo, se convirtió con el tiempo en el menos utilizado de los tres aeródromos berlineses.
Su ubicación en el centro de la ciudad (en los distritos municipales de Tempelhof-Schönefeld y Neukölln) impedía la ampliación tanto de sus pistas como de sus terminales, por lo que las grandes aeronaves modernas no podían aterrizar en él, lo que generaba dolorosas pérdidas y una drástica reducción del tránsito de pasajeros. Activo entre 1923 y 2008, el aeropuerto de Tempelhof, propuesto como Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO y calificado en 2004 por Sir Norman Foster “la madre de todos los aeropuertos” (en su proclamación de defensa frente a su clausura), cerró oficialmente sus puertas y pistas el 31 de octubre de 2008.
La (ingenua) intención era entonces que a partir de 2011 toda la navegación aérea de la región Berlín-Brandeburgo se concentrara en el nuevo (y hasta el momento malogrado y polémico) aeropuerto internacional BBI (Berlin Brandenburg International-Willy Brandt), o lo que es lo mismo: la ampliación del aeropuerto de Schönefeld que a día de hoy sigue sin contar con una fecha fija de apertura.
Tempelhof, emplazamiento clave durante el Bloqueo de Berlín
Es preciso abrir otro paréntesis para mencionar que entre el 24 de junio de 1948 y el 12 de mayo de 1949, Estados Unidos y sus aliados occidentales establecieron un puente aéreo (Berliner Luftbrücke) en Tempelhof para abastecer a la ciudad durante lo que históricamente se denominó el Bloqueo de Berlín. Las comunicaciones terrestres habían sido cortadas por los soviéticos; sus pretensiones de control codiciaron (sin conseguirlo) situar sus alimentos y combustible en el mercado de la parte occidental de la ciudad. A través de las fuerzas aéreas de Estados Unidos y Gran Bretaña, este puente aéreo abasteció Berlín por aire lo que duró el conflicto que finalmente se saldó con la configuración de las dos Alemanias que ya sabemos. Más de 200.000 vuelos durante casi un año suministraron 4.700 toneladas diarias de comida y fuel sin que la resistencia se viniera abajo.
Décadas después, el antiguo aeródromo se convertía en mayo de 2010 en Tempelhofer Feld, el mayor parque público de Berlín. Desde el cese de la actividad comercial, los edificios aeroportuarios han venido acogiendo diversos eventos, como la popular feria de moda casual Bread & Butter (empresa que firmó en 2009 un contrato de 10 años con Berliner Immobilienmanagement GmbH, gestora del aeropuerto), los festivales de música Berlin Festival, la celebración de Campus Party Europe 2, la feria juvenil YOU o la deportiva Berlín Vital… convirtiéndose en uno de los recintos feriales imprescindibles.
Las heridas urbanísticas de Berlín
En la actualidad, el desarrollo urbanístico de la capital alemana no cuenta precisamente con una infalibilidad soberana y se debate entre el Berlín de los rascacielos en Alexanderplatz (donde sobresaldrá la torre más alta de la ciudad –con forma de trébol– y el edificio de viviendas más elevado de Alemania de 150 metros, 39 plantas y 300 viviendas, proyecto adjudicado mediante concurso a Frank Gehry a finales de enero de este año, que quedará concluido en 2018 tras una inversión de 250 millones de euros); la proliferación arquitectónica en los alrededores de Hauptbahnhof; Mediaspree –cómo no–, plan dedicado a la presunta revitalización y reconstrucción de ambas orillas del Spree en el distrito de Kreuzberg-Friedrichshain, que colisiona contra los defensores de la conservación de la East Side Gallery (o lo que queda del muro); la arquitectura a medias consolidada de Postdamer Platz; o la reconstrucción del Palacio Imperial frente a Museumsinsel, cada proyecto acompañado de su ramillete de críticas, defensores, detractores y movimientos-protesta ad hoc. La venta de suelo e inmueble públicos en Berlín, en la mayoría de los casos, parece que sigue quedando relegada al mejor postor. Es el inevitable precio del cambio y la renovación, que también son imparables y prácticamente imposibles de contradecir.
www.stadtentwicklung.berlin.de
Artículo de Paco Arteaga publicado previamente en CAI © febrero 2014
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