Escrito por: Actualidad Alemania Política

AfD: La ultraderecha alemana recibe contestación en la calle

El 20 y 21 de enero de 2024 posiblemente serán recordado por las manifestaciones contra la extrema derecha más concurridas en años. El pasado fin de semana cientos de miles de personas se manifestaron en toda Alemania, cien mil de ellas —según datos policiales— en Berlín. Las calles se llenaron por la preocupación ante el avance del partido ultra Alternative für Deutschland (AfD) y los planes de algunos extremistas neonazis y de la AfD de deportar a millones de personas de origen migrante de Alemania. ¿Cómo hemos llegado hasta aquí?

Neonazis, altos cargos de la AfD y empresarios se encontraron a finales de noviembre en un hotel cercano a Potsdam. Alrededor de una gran mesa hablaron sobre lo que eufemísticamente llaman la “remigración” de millones de personas de origen extranjero. En otras palabras, de una deportación. Este encuentro y sus detalles los desveló un equipo de investigación del medio periodístico alemán Correctiv. En el hotel se discutió, según este medio, la posibilidad de expulsar no solo a refugiados o inmigrantes, sino incluso a personas con pasaporte alemán pero de origen migrante.

Remigración, el plan de la extrema derecha alemana

El plan fue presentado, según Correctiv, por el neonazi austriaco Martin Sellner y no contó con oposición por parte de los presentes. Algunos sugirieron elevar la presión sobre los locales regentados por personas de origen extranjero. Quitar la ciudadanía a un gran grupo de personas, amedrentarlas, expulsarlas del país: ¿a qué época pasada de Alemania nos recuerda esto? Que el encuentro se celebrase en un hotel-mansión junto a Potsdam como mínimo evoca a la “conferencia de Wannsee”, con resultados fatales para seis millones de judíos.

Estos planes de la extrema derecha arrojan importantes preguntas sobre lo que Alemania quiere ser y sobre los problemas de parte de la sociedad para aceptar lo que esta es. De los más de 80 millones de ciudadanos alemanes, casi 24 millones según la oficina estadística alemana tienen origen migrante: o bien ellos o uno de sus progenitores han nacido en el extranjero. A esto hay que sumarle casi dos millones de personas refugiadas, solicitantes de asilo o personas a las que se les ha denegado. Y otro millón de desplazados ucranianos.

No solo las calles han respondido a los planes de la ultraderecha de deportar a millones de personas, también numerosos políticos y miembros de la sociedad civil se han manifestado en contra. El canciller socialdemócrata Olaf Scholz pidió que la oficina de inteligencia interior (Verfassungsschutz) investigase los hechos. Políticos de diversa ideología han venido solicitando en los últimos días incluso la prohibición legal de la AfD, un proceso complejo y de incierto resultado en los tribunales.

En el caso de Scholz no se puede obviar una cierta contradicción en el discurso: hace pocos meses afirmó en una entrevista en el semanario Der Spiegel, que habría que empezar a expulsar a las personas a las que se les ha denegado el derecho de asilo “a lo grande” (im großen Stil). Si bien coincide en el fondo con un sentimiento mayoritario, según las encuestas, de la sociedad alemana, el uso del lenguaje hace que sus declaraciones se confundan con el lenguaje ultra que cada vez más políticos, de forma más o menos intencionada, copian de la AfD. El discurso cada vez más duro contra la inmigración del mainstream político alemán es muestra de ello.

Y es que la clase política alemana, sea de izquierda, centro o derecha, realmente no tiene un plan claro sobre qué hacer para frenar a la ultraderecha. Frente al descontento general con el actual gobierno federal, encuestas recientes sitúan a la AfD en el 22 % de intención de voto a nivel federal. En Sajonia, Turingia y Brandeburgo, los tres estados que celebran elecciones a final de verano de 2024, la AfD es el primer partido en las encuestas con, aproximadamente, un tercio de los votos. Un escenario que pocos saben cómo resolver en caso de convertirse en realidad.

Origen del partido AfD

El partido AfD se funda en 2013 como un partido nacionalista y euroescéptico a raíz de la crisis económica europea. En 2015, con la llegada de casi un millón de refugiados sirios a Alemania, comienza a despuntar con una retórica antiinmigración. El ala radical del partido se hace con el control y cada vez toma posiciones más nítidas de derecha extrema. En 2017 entra con fuerza en el Parlamento alemán y en 2021 pierde algo de fuelle, entre otras cosas por haber calado en la sociedad su rechazo a la gestión del coronavirus del gobierno alemán.

El nuevo aumento del número de refugiados e inmigrantes a partir de 2022 y el descontento con la situación económica tras la guerra en Ucrania hace despegar de nuevo a la AfD, que ya ha conseguido ganar algunas alcaldías menores. El partido sigue dirigido por radicales con profesión de juristas u origen aristócrata, y cada vez tienen más fuerza voces como las de Björn Höcke, ultranacionalista que defiende la homogeneización étnica de los países europeos y al que según la fiscalía se puede llamar “nazi” sin caer en la difamación.

En Berlín, la AfD tardó en coger fuerza. Sin embargo, en 2016 entró en el parlamento regional con un elevado 14 % del voto. Ya en 2016 la AfD obtuvo grandes resultados en los distritos del Este berlinés y fue primera fuerza en Marzahn-Hellersdorf. Son las zonas excomunistas en las que la Izquierda (Die Linke) ha sido tradicionalmente muy fuerte.

Evolución de AfD

Cinco años después y en plena pandemia, pinchó con un resultado del 8 % y apenas recuperó un punto en la repetición electoral de 2023 que provocó que Berlín tuviese por primera vez en lustros un alcalde de centroderecha, como explicó Berlín Amateurs en este artículo. Aún se aprecia una mayor implantación de la AfD en los distritos del Este de la capital alemana, y en zonas céntricas como Friedrichshain-Kreuzberg sus resultados son casi anecdóticos.

La AfD berlinesa está dirigida desde 2020 por Kristin Brinker, una arquitecta nacida en la RDA que se posiciona como parte del “ala liberal” del partido ultraderechista. Esta posición de apariencia moderada es quizás la única fórmula con la que conseguir un resultado aceptable en la metrópolis berlinesa, donde la AfD cuenta con unos 1300 afiliados, según el diario Tagesspiegel. Hace unos días se conoció que Brinker había participado el verano pasado en la presentación de un libro a la que acudió el radical austriaco Sellner —artífice de los planes de deportación—, aunque según ella abandonó el encuentro tras darse cuenta de quién era.

Pese a la orientación cada vez más radical de la AfD, en los últimos meses se ha discutido cada vez más la posibilidad de que el partido de centroderecha CDU se abriese a pactos con la derecha radical. Mientras que la exdirigente de la CDU Angela Merkel fue canciller del país, mantuvo a raya cualquier intento de aproximación. El nuevo líder conservador, Friedrich Merz, también se ha distanciado en repetidas ocasiones de la AfD, pero también ha abierto una pequeña puerta a la cooperación con el partido ultra, al menos a nivel local. Es posible que las manifestaciones masivas de enero le hagan poner esta idea en el congelador.

El futuro de AfD

Queda por ver qué consecuencias tendrá la movilización de parte de la sociedad alemana contra la derecha extrema. En Berlín se podrá comprobar dentro de poco si la AfD consigue mantener su implantación o crecer: el próximo 11 de febrero tendrá lugar la repetición en un cuarto de los colegios electorales de la ciudad de las elecciones federales de 2021, en las que según el Tribunal Constitucional alemán se dieron algunas irregularidades.

Estas elecciones y, sobre todo, las que se celebran en varios estados de la antigua RDA el próximo septiembre servirán de orientación a los millones de personas de origen extranjero que vivimos en Alemania. Es probable que la AfD no tenga suficiente apoyo para controlar el gobierno en ninguno de estos lugares, pero no se puede descartar que sus tesis radicales se extiendan y popularicen en el resto de partidos y partes cada vez mayores de la sociedad alemana. Contra esto precisamente se manifestaron cientos de miles de personas el pasado fin de semana. El tiempo dirá con qué éxito.

Texto: Juanfran Álvarez para Berlín Amateurs © enero 2024; Foto: Chris Grodotzki / Campact (CC BY-NC-ND 2.0 Deed)
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