Si se puede decir que la última Bienal de Berlín (2012) el arte se puso a favor de algún tipo de reivindicación social, la 8ª Bienal parece invertir en gran medida esta lógica, y los trabajos, también altamente políticos se presentan aquí bajo unas premisas más cercanas a la dramaturgia. De una manera muy esquemática, el escaparate de Juan A. Gaitán crea correspondencias literales entre los diferentes lugares de exposición de la Bienal, siendo KW Institute for Contemporary Art —la sede institucional de la Bienal de Berlín— solo un paso secundario en el camino, cuya principal parada es sin duda el Museo Etnológico de Dahlem. Judy Radul que presenta su obra en KW, crea una relación con Dahlem, para ello ha construido un sistema de vitrinas, donde sus espectadores son filmados por una cámara en movimiento. Estas imágenes se reproducen en vivo y son correlacionadas con imágenes pregrabadas del Museo de Etnología.
La galería que presentamos corresponde a KW, donde el leitmotif parece ser la topografía y apropiación del mundo, especialmente a través de la ciencia, las ideologías, la extracción de la materia prima, los viajes y la sobreexplotación. Muchas obras han sido creadas especialmente para la exposición, proyectos complejos o parte de una larga investigación.
En la planta baja todavía se encuentran restos de los eventos preliminares en esta Bienal: un mural de Zachary Cahill del proyecto de bienestar USSA. Su fantaseado USSA Wellness Center, en el que la reconciliación de las fuerzas aliadas y contradictorias de EE.UU. y la URSS se funden en un mundo feliz. En la gran sala principal encontramos las delicadas obras sobre papel de Irene Kopelman; sus dibujos y gouaches giran en torno a la adquisición de conocimientos de historia natural. El artista cubano Tonel presenta un espacio dentro de un espacio que lo ocupa la patria socialista y su uso de la ciencia como una herramienta estratégica en la batalla de los sistemas.
El recorrido continúa en los pisos superiores, donde las fotos de Santu Mofokeng y videoinstalación de David Zink Yi dan fe de que la ciencia aplicada es la incautación pura de poder en contra de la naturaleza, como el rugido de los martillos neumáticos que Zink Yi ha grabado en una mina de plata peruana o la igualmente impresionante videoinstalación del artista chino Li Xiaofei, cuyos filmes en seis pantallas reproducen trabajos en fábricas y plantas industriales. Leonor Antunes, con su gran instalación se centra en las técnicas de cultivo indígenas. La obra de Otobong Nkangas es un sistema de visualización de minerales.
En el tercer piso, sentado en al alféizar de la ventana, encontramos un búho petrificado mirando los suburbios maltratados de Spandau o la cúpula de la sinagoga en Oranienburger Str., así como por supuesto los tejados de la zona. La instalación de Zarouhie Abdalian se puede considerar pues, como el símbolo de la Bienal.
8. Berlin Biennale
Hasta el 3 de agosto de 2014 – diferentes localizaciones
Texto: María Muñoz; Fotos BA ©
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