Del placer de caminar por la naturaleza ya os hemos hablado en alguna ocasión, y es que esta actividad, consigue despertar en nuestro interior sensaciones muy agradables. No se trata solo de la certeza de estar haciendo algo intrínsecamente sano (aire más puro, ejercicio y esa especie de conexión con la tierra que proporciona el ritmo y la cadencia del paso), sino que gracias al interés que han puesto las regiones con más valores naturales en promocionar el turismo senderista, la experiencia es cada vez más completa.
Os proponemos, a unas seis horas en tren desde Berlín, una escapada en la que no solo vais a poder recorrer senderos rodeados de la magia de la Selva Negra, sino en la que también es posible disfrutar de frescos lagos, cascadas, aguas termales, restos arqueológicos y algún que otro capricho más frívolo en una preciosa ciudad.
Baden-Baden
Baden-Baden es el epicentro de nuestra ruta (a unos 170 kilómetros de Fráncfort del Meno, en dirección sur), una ciudad situada en el valle del río Oos en plena Selva Negra que en tiempos del Imperio romano ya fue sinónimo de relax, gracias a sus aguas termales, que surgen desde profundidades que alcanzan los 2000 metros y llegan a la superficie enriquecidas por una amplia variedad de minerales.
Esto convierte la ciudad en el lugar ideal para finalizar una buena caminata, con la posibilidad de flotar en aguas cálidas y descansar las piernas. Si buscáis visitar los lugares más característicos, no os podéis perder las termas romano-irlandesas, aunque la ciudad cuenta con innumerables instalaciones donde disfrutar del placer de sus aguas, así que será difícil escoger.
Un itinerario obligatorio consiste en visitar las primeras termas de la ciudad, o sus restos arqueológicos, que nos remontarán a la época de la vieja Roma (se dice que el emperador Caracalla acudía a la ciudad para descansar sus huesos).
En cuanto a la naturaleza circundante, recomendamos, si se es un caminantes novato, recorrer los jardines y la orilla del río Oos; están exquisitamente cuidados y la presencia del agua durante el recorrido genera una grata sensación de paz.
Para los senderistas con más experiencia y con ganas de salir de la ciudad (aunque en la región todas las localidades son pequeñas y deliciosamente típicas), un buen destino podría comenzar en la cercana ciudad de Bühlertal, donde es posible seguir las indicaciones que llevan a las cataratas Gelterbach. En el camino se descubre la auténtica belleza de la Selva Negra en una ruta no demasiado exigente ni prolongada.
Lago Herrenwies
El lago Herrenwies viene precedido por una cómoda caminata de 6 kilómetros por senda forestal y también es una buena opción no muy lejos de Baden-Baden (a unos 25 kilómetros). Muy cerca se puede disfrutar de atracciones integradas en la naturaleza en Mehliskopf.
Ruinas de Allerheiligen
Otra opción es el lago Mummel o las preciosas Ruinas de Allerheiligen (un monasterio abandonado y cercado por la exuberancia del bosque), próxima a las cuales el agua vuelve a ser protagonista en la cascada del mismo nombre. Te sorprenderás con la fuerza con que suena gracias a sus 90 metros de caída. El agua va deteniéndose en pozas donde es posible bañarse, aunque os recomendamos tanto el calzado adecuado como un buen repelente de insectos.
De vuelta en Baden-Baden
Tras cualquiera de estos recorridos se abre una amplia variedad de posibilidades de ocio no tanto relacionado con la naturaleza como con aficiones más mundanas: la ciudad cuenta con multitud de restaurantes galardonados entre los que escoger, además de un hermoso casino de aspecto clásico que no ha perdido ni un poco de su belleza decimonónica.
Las tiendas de lujo se aglutinan en torno a las callejas peatonales del centro y puede uno disfrutar de la belleza mezclada con extravagancia de Fabergé en el museo homónimo situado en el centro de la ciudad, aunque sin dejar de lado la magnífica colección de arte contemporáneo del Frieder Burda.
En todas las escapadas que proponemos en esta zona, recomendamos llevar los prismáticos para no perder la oportunidad de contemplar la avifauna local: zancudas de centroeuropa, patos de cresta roja, charranes negros, algún urogallo y un largo etcétera. La flora no se queda atrás: los helechos y abetos os acompañarán todo el camino.
Y si se desea complementar las actividades en la naturaleza con otras alternativas, es recomendable recorrer la Badische Weinstraße, una carretera donde el paisaje, los viñedos, las bodegas y los castillos acompañan durante el trayecto.
La variedad de opciones en torno a esta ciudad, en la que el agua y la naturaleza son protagonistas indiscutibles, es casi interminable. Si se le suma un poco de golf en verano y esquí en invierno, estamos seguros de que Baden-Baden se convertirá en un próximo objetivo de escapada. Rodearse de tanta belleza, natural y arquitectónica, nunca es una mala idea, así que os animamos a emprender el camino.
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