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Una noche en la ópera #8: «Turandot» (Giacomo Puccini)

Turandot - Deutsche Oper Berlin - Catherine Foster - foto promo ©

(con la colaboración especial de Deutsche Oper Berlin)

Tras Madama Butterfly, Giacomo Puccini nos lleva una vez más al Lejano Oriente para contarnos la historia de la princesa Turandot. Este drama lírico en tres actos, ambientado en Pekín en un pasado legendario, reproduce una sociedad que vive bajo el terror desatado por una princesa. Esta fascinante y bella representante de la dinastía gobernante preside no solo el pueblo sino también la crueldad. Parece que únicamente el matrimonio podría acabar con la violencia, pero ningún pretendiente ha logrado resolver los tres enigmas que eso conlleva y ganar la mano de Turandot. Una y otra vez se asiste al mismo desenlace, culminando en otra ejecución. Contra todo pronóstico, Calaf, hijo de un monarca tártaro exiliado, rompe esa dinámica, responde a los acertijos y corona su triunfo extendiendo el juego de los enigmas: propone una pregunta a Turandot que decidirá el futuro de la pareja.

Con sesenta años ya cumplidos, Puccini seguía deseando explorar nuevos caminos. La sociedad se encontraba entonces en un agitado estado de flujo; grandes cambios bullían en el arte, formas frescas y más abstractas se estaban afirmando como una forma nueva de expresar el mundo. Puccini pasó los últimos cuatro años de su vida trabajando en Turandot. Lejos de mostrarnos una China agradable, nos presenta un mundo impregnado de un ambiente de crueldad inconcebible. Pero Turandot se diferencia de otros típicos personajes femeninos puccinianos por su ambivalencia: su arrebatadora belleza contrasta con una tremenda crueldad, un odio patológico hacia los hombres que neutraliza en forma de venganza por la violación y asesinato cometido por un príncipe forastero contra una antepasada suya.

El final feliz que «mató» a Puccini

La resolución de este drama se convirtió en un obstáculo insuperable para Puccini. Aunque se sentía incómodo ante la perspectiva de que cualquier ópera terminase en final feliz, nunca se liberó del callejón sin salida en el que se había metido con la muerte de Liù y la inminente unión de Turandot y Calaf, que no sabía cómo materializar repentinamente en el último acto. La pregunta sobre cómo cerrar el final de la ópera juntando a los dos personajes principales de la obra permanecía sin respuesta cuando Puccini murió.

La idea de un amor como un instrumento de redención que supera todos los obstáculos, fascinaba y repugnaba a Puccini que se vio incapaz de capturar esa utopía y plasmarla en el escenario. Cuando murió en 1924 con la obra inacabada, la editorial Ricordi encargó al compositor Franco Alfano completar la ópera a partir de los esbozos de Puccini. Durante muchos años, y hasta finales de los noventa, la República Popular China prohibió la representación de Turandot, porque consideró que menospreciaba a China y su sociedad. Según estadísticas de operabase.com de 2015-2016, Turandot ocupa la posición 18.ª en la clasificación general y el décimo puesto entre las óperas en italiano más representadas en el planeta.

Argumento y puesta en escena

O divina bellezza, o meraviglia!Calaf se acaba de enamorar

En esta historia, la sádica y hermosa Turandot (soprano Catharine Foster) disfruta ejecutando a todos los príncipes extranjeros que no consiguen desentrañar los tres enigmas que ha propuesto a cambio de matrimonio. Los que se someten al juego y no consiguen vencer, lo pagan con su muerte. Es igualmente en Pekín donde el príncipe tártaro Calaf (tenor Kamen Chanev) se reencuentra con su padre, el también exiliado rey Timur (bajo Iegven Orlov), y la esclava Liù (soprano Elena Tsallagova), enamorada en secreto de Calaf. Este se enamora al instante de Turandot y solicita resolver los tres enigmas, cosa que consigue, pero Turandot decide entonces no cumplir su palabra. Calaf le devuelve su destino con otro acertijo: si averigua su nombre antes del amanecer (cosa que no se desvela hasta el final de la obra), él morirá y ella quedará libre.

Escena de los enigmas

Así las cosas, Turandot convoca a su pueblo para que averigüe, bajo amenaza de muerte, el nombre del extranjero. Solo dos personas pueden saberlo: su padre y Liù que, antes de dejarse torturar y desvelar el nombre de su amado, opta por matarse clavándose un puñal en el estómago. Horrorizado por la muerte de Liù, el príncipe reprocha a Turandot su crueldad y a continuación la besa apasionadamente. Tras el beso, Calaf desvela su nombre a Turandot, para que ella resuelva la suerte de su sino. Al amanecer Turandot congrega al pueblo para revelar el nombre del forastero, pero en su lugar proclama: “Su nombre es Amor”, un cierre un tanto empalagoso e inverosímil después de tanto empacho de frialdad. Y aunque la ópera debería terminar aquí, la excentricidad de Deutsche Oper Berlin se saca un recurso sádico de la manga por el cual Calaf termina asesinando a su padre y Turandot al suyo.

Nessun Dorma, aria del acto final de la ópera Turandot

Como viene siendo habitual en las representaciones modernas de Deutsche Oper Berlin, la puesta en escena —excesivamente contemporánea— incluye ciertos guiños soeces (algunos intérpretes se visten y desvisten en el el escenario enseñando sus carnes), erotismo y sexualidad manifiesta a través de gestos y posturas explícitas. El vestuario de Turandot responde más a los cánones occidentales en lo que afecta a los cuentos de hadas que al exotismo asiático propuesto por Puccini, lo cual contagia a toda la escenografía. Incluso podría decirse que la responsable de indumentaria no tiene especial simpatía por esta soprano, pues la viste con verdadera animadversión. Entre tanto desconcierto y a falta de una ambientación verosímil, la representación, sin impresionante puesta en escena ni vestuario espectacular, no termina de conmover al espectador, ni siquiera con la rotundidad de los solistas.

In questa reggia…

Turandot: la obra póstuma de Puccini

La princesa Turandot aparece solo a partir del segundo acto; su presencia no es muy predominante en la obra, a pesar de ser la protagonista, aunque el coro goza de gran fuerza y figuración en gran parte de la escena. No obstante, es Liù la auténtica heroína que encarna el ideal heroico femenino de Puccini pues, al contrario que Turandot, comprime todo el amor, la dulzura, la ternura y el drama pucciniano, al estilo de Madama Butterfly, Tosca, Lescaut o Mimì.

Basada en el cuento de fantasía chino de Carlo Gozzi de 1762 —otra interpretación más de las múltiples que se hicieron de esta leyenda oriental del siglo XII—, el libreto de Turandot lo firmaron Giuseppe Adami y Renato Simoni. Gozzi había transformado la historia de Turandot en una obra de teatro a la que incorporó elementos de la comedia del arte, con personajes del teatro de máscaras, encarnados por los ministros de la corte, los cómicos grotescos Ping, Pang, Pong (tenores Samuel Dale Johnson, Gideo Poppe, Matthew Newlin en Deutsche Oper Berlin). El exotismo no solo estaba de moda en la época, sino que era un recurso que fascinaba a Puccini y que también había trasladado a Madama Butterfly, y que brilla por su ausencia en esta función.

Giacomo Puccini dejó inconclusa su obra más vanguardista poniendo fin, según consideran algunos críticos, a la ópera entendida all’italiana como lírica dramática pura. Estrenada en La Scala de Milán en 1926, un año y medio después de la muerte de Puccini, y dirigida por Toscanini , esta obra supuso muchas dudas para el compositor; los finales felices no gustaban al maestro. Para Puccini el gran obstáculo de esta historia consistía en la transformación de Turandot: de princesa fría y vengativa a mujer enamorada. Por eso se podría considerar que el cuarto enigma de la pieza —o el quinto, si se toma en cuenta el de Calaf— consiste precisamente en desentrañar el final que hubiera elegido Puccini, resolución que se llevó a la tumba. Y que por supuesto no se cobró ninguna ejecución…

TOP ÓPERA/BALLET EN DEUTSCHE OPERA BERLIN, JULIO 2017

La bella durmiente (Chaikovski, con coreografía de Nacho Duato): 30 de junio; 3 y 5 de julio; 15 y 21 de septiembre; 3, 9, 10 y 15 de octubre

Don Carlo (Giuseppe Verdi): 2 y 6 de julio

La flauta mágica (Wolfgang Amadeus Mozart): 8 de julio

Paco Arteaga para Berlín amateurs © junio 2017
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