Escrito por: Actualidad Alemania

Tarot en Berlín: El Ermitaño «Ich geh’ mit meiner Laterne»

El Ermitaño - Tarot en Berlin

La luz empieza a escasear y los primeros fríos llegan para instalar el largo invierno alemán. Época propicia para la energía del arcano VIIII, Der Eremit, L’Ermite o El Ermitaño. Su número nos anuncia el inminente final de un período. El tránsito se dirige hacia la culminación del primer ciclo decimal, es decir, del I al X y un segundo ciclo del XI al XX. Este arquetipo remite al viejo sabio, un personaje recurrente en las historias de aventuras. Basta recordar al querido personaje de las novelas de J. R. R. Tolkien, Gandalf o al mago Merlín. Son personajes masculinos, en la tercera edad.

Según la baraja del tarot de Marseille, la carta está representada por un hombre mayor con barba, cabello celeste y cubierto por numerosos ropajes. Al igual que El Loco, El Ermitaño se apoya en un bastón, pero esta vez la vara curva hace alusión al uso de este complemento para caminar y a la experiencia adquirida a lo largo del camino. Además, este arcano sostiene en su mano derecha un farol, el símbolo de la iluminación, de la razón intentando despejar las sombras de la incertidumbre. Gracias a este conjunto de características, este arquetipo nos remite a la idea de tránsito, de crisis y sabiduría.

Damiel, el protagonista del film de Win Wenders Der Himmel über Berlin o como se conoció en el mundo hispano, Las alas del deseo (1987), encarna la energía de este arquetipo. No en su condición de viejo sabio sino en la de ángel. Apostado en lo alto de la iglesia Kaiser Wilhelm Gedächtniskirche cerca de Tiergarten, Damiel escucha los pensamientos de los ciudadanos.

Su tránsito por la ciudad, su asistencia a los tristes mortales que habitan la escindida ciudad de los años ochenta y, finalmente, su crisis interna lo colocan en el lugar de El Ermitaño. Damiel reconoce al enamorarse de Marion, la trapecista del circo, que sus días como soldado divino están contados. Un momento clave de la película y que, por unos breves minutos, concentran la energía del arquetipo es cuando Bruno Granz, encarnando al dulce Damiel, se encuentra en la penumbra de una disco mientras se escucha «Six Bells Chime» de la banda australiana Crime and the City Solution. Una multitud baila al ritmo lúgubre de una canción sobre la crisis y el amor mientras el ángel mira hacia dentro.

En cambio, en el tarot de Thoth de Aleister Crowley, el farol de El Ermitaño protagoniza la carta. Lady Frieda Harris fue la diseñadora de la baraja y contempló sus conocimientos de ocultismo en la diagramación de la baraja. A diferencia de los otros modelos, el arcano VIIII de Harris presta especial atención a la lámpara y a la luz que irradia.

El 11 de noviembre se celebra en Alemania el Laternelaufen (caminar con faroles) en honor a San Martín de Tours. La procesión de luces está protagonizada por filas de párvulos de los Kindergärten y escuelas primarias. Las calles de la ciudad se iluminan por el conjunto de tímidas luces sostenidas con mucho ahínco por niños y niñas. A su paso van entonando canciones dedicadas a San Martín. Una fiesta popular con orígenes religiosos.

Según cuenta la leyenda, Martín de Tours, antes de ser obispo y santo, fue un soldado del ejercito romano. Una noche de invierno de 337 d. C. encontró a un mendigo tiritando de frío en una ciudad al norte de Francia. El soldado cortó con la espada su capa en dos y uno de los trozos se lo dio al pobre hombre (no se la entregó toda porque la capa pertenecía al ejercito romano). Los vecinos, al ver el gesto de solidaridad de San Martín, inmediatamente corrieron la voz y encendieron las farolas de las casas.

El altruismo es una de las características de este arquetipo. De la misma manera que Damiel acompaña las penas de los habitantes de Berlín, expresando así el amor hacia los humanos y, especialmente, a Marion, eso lo impulsa a dejar la vida eterna en blanco y negro para asumir la mundana pero technicolor vida terrestre.

Los niños y niñas del Laternelaufen iluminan la oscura y fría tarde de invierno, disipan las tinieblas hacia un viaje a la luz de la conciencia. Como una suerte de pequeños Prometeos, las criaturas trasladan el fuego sagrado. Si los ves por las calles de Berlín, detente y conserva un poco de ese apreciado calor que el invierno berlinés recién comienza.

Verónica Elizondo para Berlín Amateurs © noviembre 2019
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