Escrito por: Alemania Artes Plásticas

Retrospectiva de Santiago Sierra en el Kunsthalle de Tubinga

Capitalismo es sadismo

Santiago Sierra (Madrid, 1966) ha sabido cristalizar la maraña de reivindicaciones políticas y sociales de la globalización en obras de arte incendiarias a través de una fórmula sensacionalista reiterada que exprime hasta el paroxismo en un proceso creativo con el que siempre consigue obtener resultados arrebatados. De esta manera, ejerce de crítico social feroz del Estado, al mismo tiempo que analiza el comportamiento del capitalismo -del que ni siquiera él mismo queda excluido- en el entorno social.

Su arte aspira a convertirse en arma política que generalmente denuncia las tramas y estructuras del poder, la desigualdad del reparto de riqueza, la discriminación racial y la explotación de los trabajadores. En definitiva, la violencia estructural del sistema político y financiero, involucrando al espectador en la obra de arte como cómplice del entramado sádico global que tanto critica y al que, cómo no, también pertenece.

Sierra se adentra en los tabúes de una sociedad apática y complaciente hasta escupírnoslos en la cara en forma de arte contemporáneo, violento y casi siempre, de manera muy poco sutil. Por lo general, la crítica antisistema que domina su obra suele ser extremadamente llamativa -y en ocasiones incluso estética-, de ahí que a veces la tachen de barata provocación.

Impacto trascendental

Su trabajo suele englobarse en distintas corrientes artísticas entre las que sobresalen el minimalismo, el arte conceptual y la performance de los setenta. El impacto de su obra ha trascendido la crítica internacional, interesando por igual a teóricos e historiadores. Aunque comenzó en los circuitos artísticos alternativos de Madrid, Santiago Sierra ha desarrollado gran parte de su carrera en México (1995-2006), país donde su obra goza de gran reconocimiento.

El arte de Sierra, lo mismo lo encuentras en el KW de Berlín como en el PS1 del MoMA de Nueva York. En 2010, siguiendo los propios preceptos de su obra, rechazó el Premio Nacional de Artes Plásticas de España, galardón que según sus palabras «instrumentaliza en beneficio del Estado el prestigio del premiado», entre otras perlas dignas de consideración. La trasgresión no solo domina su arte, sino al personaje que él mismo ha confeccionado en torno al artista, desdibujado por completo de la persona, intuimos.

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Fascinados por el artista sádico

Santiago Sierra en realidad –o en la ficción, lo mismo da, tratándose de arte- interpreta al artista sádico que ha aprendido muy bien a hurgar en la llaga multiforme que va dejando el capitalismo a su paso. Su obra levanta ampollas y él disfruta -y se nutre- con cada dentellada hasta reencarnarse en una especie de héroe inmaterial con ínfulas de dios terrestre. “Cerdos devorando las penínsulas Ibérica, Helénica o Itálica” (2012), “Future-Palabra quemada” (2012), “Capitalismo-Palabra destruida” (2012) o su Tour-denuncia mundial con la palabra “No” a cuestas, son algunas de sus últimas creaciones/representaciones. Aplausos.

BA: Con motivo de esta retrospectiva, en el Spiegel Online le calificaban hace unas semanas -una vez más- de “artista provocador”. ¿Cansado de esa etiqueta?

Santiago Sierra: Todo lo que no aplauda las virtudes del poder es provocación, lo cual tiene fácil explicación si piensa usted en los jefes de los periodistas. No es la opinión pública la que dice estas cosas, es la opinión privada de los dueños de los media. Afortunadamente, en el mundo del arte se refieren a mí en otros términos.

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¿Artista previsible?

Tras México, Alemania es el país donde más aceptación recibe su obra, según nos indica el propio Sierra. La retrospectiva que le dedica el Kunsthalle de Tubinga (Baden-Wurtemberg) recopila esculturas, fotografías y vídeos de sus performances. En este centro de arte inaugurado en 1971 se han presentado con anterioridad obras de arte minimalista, conceptual y del movimiento Fluxus que han marcado su carrera.

Entre las piezas escogidas para la ocasión, figuran los célebres 21 bloques de mierda humana convertida en escultura (con su pequeña gran historia antisistema detrás), las letras enormes que conforman la palabra Klassenkampf (lucha de clases), un muro compuesto de altavoces gigantes que registran disparos en la ciudad mexicana de Culiacán, la bandera negra de la Segunda República en memoria de las víctimas de la guerra civil española, un rótulo luminoso que contabiliza las muertes en el mundo, además de trabajos fílmicos, acústicos, fotografías y documentos de las acciones desarrolladas por el artista. Lo mismo nos importa los títulos.

La violencia de los sistemas económicos

Santiago Sierra explota la intolerancia en beneficio propio, a qué engañarnos. A los principios básicos de su obra corresponde el hacernos sentir de forma dolorosa –como si ya no lo fuera de por sí, aunque inconscientemente hayamos decidido ignorarlo- la violencia estructural que emana de la política y la economía. Arte y política parecen indisolubles en su trabajo. En palabras de Daniel J. Schreiber, comisario de la retrospectiva: arte y política son como las dos caras de un instrumento musical. Se pueden tocar perfectamente por separado. “Pero cuando se toca una, la otra resuena”, explica Schreiber a BA.

“Es un privilegio de la obra de Sierra el hecho de que ésta sea controvertida”. En 2006, por ejemplo, Sierra introdujo gases de escape en una sinagoga de Stommeln (noroeste de Colonia). El que quisiera ver la obra, solo podía hacerlo usando una máscara de gas, acompañado de un bombero.

La intención del artista era transformar 245 metros cúbicos de la sinagoga en una sala conmemorativa a las víctimas del Holocausto, de aquella manera tan suya… Sin embargo, las quejas de organizaciones judías condujeron a la cancelación anticipada de la acción. “La cultura del recuerdo y la memoria no pudo ser más precisa y tajante. Justamente, el clamor de las víctimas demuestra que Sierra logró tocar la fibra sensible”, continúa Schreiber. La obra de este artista parece basarse en precisamente eso.

Pero al mismo tiempo, también pone de relieve la intolerancia. “Todos estamos a favor de la paz y de la justicia social. Pero cuando se trata de nuestro propio beneficio, a menudo nos cegamos ante los abusos. Cuando Sierra ejerce la explotación, no se esconde. Si todos fuésemos honestos, el sadismo del capitalismo no tendría ninguna posibilidad”.

BA (pregunta manida): El capitalismo, naturalmente, también se extiende al arte… ¿de qué manera combate usted el capitalismo en el mercado del arte?

Santiago Sierra: Es como si me dijera, ya que es usted un beneficiario del sistema, por qué esa tontería de la solidaridad, disfrute su complicidad, sea coherente. Es un reclamo, más que una pregunta. Supongo que, según esto, solo un sin techo tiene derecho a protestar contra el sistema, y qué decir de las protestas de los trabajadores, pues no son ellos los que sujetan el sistema, que no se quejen y hagan otra cosa si no les gusta la mina. En fin, todo un razonamiento sólido, cero paradojas, muy pensamiento único… Le felicito, ésa es la actitud para conservar un empleo.

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No hay arte sin provocación

Antes de preparar la que es la primera retrospectiva de Santiago Sierra, en el Kunsthalle de Tubinga ya se habían presentado otras muestras que conectaron con la obra del artista madrileño. Éstas, sin embargo, se limitaron a trabajos fotográficos o cinematográficos.

Tras una breve visita a Tubinga, Sierra se puso inmediatamente de acuerdo con Schreiber: Santiago siempre había querido reunir su obra escultórica –los residuos de sus instalaciones y performances- en una retrospectiva. “Tres cuartos de hora más tarde, ya habíamos planificado los fundamentos esenciales de la exposición”, añade Schreiber. «Poco después, el célebre coleccionista alemán Harald Falckenberg, también mostró interés en una exposición sobre Santiago Sierra, lo que condujo a una colaboración con el Deichtorhalle de Hamburgo –toda una institución-”, donde se exhibirá a continuación.

Hasta el momento, el libro de visitas del Kunsthalle de Tubinga deja constancia de los elogios recibidos por la valentía de una retrospectiva de estas características: “Los visitantes tienen la sensación de que la exposición vuelve finalmente visible ‘lo emocionalmente opresivo’ y nos dan las gracias por hacer reconocible el ‘trasfondo político’. Es evidente que la mayoría de ellos ha descubierto por sí misma el placer en la provocación”, so Schreiber.

Sin embargo, ¿a dónde va a parar la plusvalía del señor Sierra?

SANTIAGO SIERRA – SKULPTUR, FOTOGRAFIE, FILM

Kunsthalle Tübingen

Hasta el 16 de junio 2013

www.kunsthalle-tuebingen.de

Redacción Berlín Amateurs © mayo 2013
CAI ©
Fotos promocionales para la prensa ©
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