Escrito por: Actualidad Alemania Sociedad

El fin de la era Wowereit: Berlín ya tiene nuevo alcalde

“Its time to say goodbye… I did it my way. Así de musical decía adiós el ya exalcalde de Berlín Klaus Wowereit, el pasado 8 de noviembre en uno de sus muchos actos de despedida. “Me marcho… Si me llamáis, miraré primero quién es para ver si contesto o no”, añadía con tono socarrón. “El movimiento es mejor que la inacción. Somos una ciudad que cambia”.

El animal político tiene el auditorio bajo control, sus palabras ejercen un efecto casi hipnótico en el público. Eleva el tono cuando lo considera necesario y se le nota liberado de la presión, se siente como en sus mejores momentos. “Citando a Edith Piaf: no me arrepiento de nada”. “Tschüß, Wowi!” (adiós, Wowi), se despide lacónico del personaje que él mismo creó; de sí mismo.

El 11 de noviembre, pasadas las nueve y media de la mañana, la cámara regional de Berlín eligió con 87 votos a favor y 58 en contra al sucesor de Wowereit, Michael Müller. El recién elegido se puso entonces en pie, levantó la mano derecha y pronunció “Ich gelobe!» (prometo). Se ponía fin a la era Wowereit, quien tras enormes presiones por el fracaso del nuevo aeropuerto berlinés decidió dejar paso a un nuevo alcalde.

Quién es Müller

“El nuevo no tiene el factor glamour”, afirman en la prensa alemana. Müller, que además de político regenta una imprenta con su padre, maneja un estilo político distinto a su sucesor. En los discursos, se le oye una voz algo aguda y aún tímida a pesar de los muchos años en política. Sus gafas de montura redonda metálica no son gafas de intelectual, son las gafas del jefe de tipografía. Müller, un hombre sencillo, “uno más” (en la guía telefónica de Berlín se cuentan más de cuatrocientos Michael Müller), cultiva una imagen bien distinta a la de Wowi. Y el votante parece apreciar este cambio, a la vista de la mejoría en las encuestas desde que en octubre fue elegido en las primarias del partido.

Nacido en Tempelhof, Müller es miembro del Partido Socialdemócrata desde los 17 años. Casado y con dos hijos, protestante, no hizo la selectividad y estudió una Formación Profesional de comercial. Desde 1996 ocupa un cargo electo y ha desempeñado varios cargos de responsabilidad en el partido y el parlamento regional, en los últimos años como concejal de Urbanismo y Medio Ambiente. Le esperan un sueldo de 154.994 euros anuales más complementos, además de coche blindado, tres guardaespaldas, dos secretarias, un jefe de oficina y dos asesores técnicos. Pero también le aguardan una deuda de 62.000 millones de euros (diez veces la de Madrid) y enormes desafíos.

Su turbia etapa como concejal

Desde que en 2011 fue nombrado concejal de Urbanismo y Medio Ambiente, ha aumentado su actividad de forma “hiperactiva”, en palabras de una política de Die Linke. A su vez, según ella, ha preferido la cantidad a la calidad en la construcción de nuevas viviendas, hecho que el lector puede corroborar al darse un paseo por las nuevas construcciones de Berlín, en las que la singularidad arquitectónica brilla por su ausencia. La Asociación de Arrendatarios le ha criticado haber hecho poco por los inquilinos y más por los arrendadores y constructores. Y es que Berlín vive un boom de la construcción, y a pesar de ello las más de 14.000 licencias otorgadas en 2014 no son suficientes para dar cabida a las más de 40.000 personas que este año llegaron a la capital. Ya casi no quedan viviendas vacías, ni siquiera en barrios poco deseados como Marzahn o Hellersdorf, donde el número de pisos sin ocupar supone ya apenas el 2 por ciento.

La gran mancha en la trayectoria de Müller fue su fracaso en el referéndum sobre la construcción de viviendas y oficinas en el antiguo aeropuerto de Tempelhof, hoy parque muy querido por los vecinos. Descrito como “mal comunicador” por algunos periodistas, se granjeó ciertas antipatías y no consiguió convencer a los votantes, que se pronunciaron con amplia mayoría en contra del proyecto.

Cierta esperanza despierta su sucesor al frente de la concejalía, el hasta ahora alcalde de Lichtenberg, Andreas Geisel. En este distrito, su política de mejora de infraestructuras, pensada sobre todo para las jóvenes familias, ha conseguido bajar la popularidad de los neonazis del NPD, que antes tenían aquí un importante feudo. Geisel da una pista de cuáles serán sus prioridades: “Zonas verdes y de juego para niños, vivienda asequible, transporte público, carril bici y saneamiento de escuelas”. Pretende formar una alianza de empresarios y ayuntamientos de distrito para acelerar la construcción de nuevas viviendas en la ciudad.

Retos para el futuro de Berlín

El mayor reto del nuevo alcalde es sin duda el crecimiento de la población y que esta encuentre alquileres asumibles. En los próximos años se verá si su apuesta por la nueva vivienda y por la infraestructura social cumple este propósito y si es capaz de mantener una cierta paz social en Berlín. Para ello él defiende la mezcla social (soziale Mischung) en todos los lugares de la ciudad, de modo que se evite la segregación y que la urbe se vuelva demasiado cara para las familias, las madres solteras o los recién llegados. En este sentido, la nueva ley federal conocida como de “Freno del Precio del Alquiler” prohibirá a partir de 2015 que las viviendas en alquiler ofertadas en “mercados calientes” superen en más del 10 por ciento el precio medio de su zona. Casi dos tercios de las viviendas ofertadas en Berlín cumplirían esta condición.

Tampoco nos olvidemos de las escasas posibilidades de alojamiento para el creciente número de refugiados políticos y de guerra que llegan a la ciudad. Ni evidentemente del nuevo aeropuerto BER, cuyo retraso en la apertura causó la caída en desgracia de su antecesor. También la consolidación fiscal y mantener la tendencia de reducción del paro son objetivos ineludibles para el nuevo alcalde. Al igual que Wowereit, el nuevo alcalde será a su vez concejal de Cultura, a pesar de no tener experiencia en la materia (su antecesor se involucraba directamente en los proyectos como la feria de moda Bread & Butter, ahora en declive). ¿Influirá el nuevo aire político en el ambiente desenfadado de la ciudad? Es la pregunta que muchos berlineses se hacen.

“Si me preguntas en qué creo […] creo en un Berlín, solidario y justo, en el que cada uno tenga una oportunidad para formarse, trabajo, vivienda y futuro en un ambiente diverso y tolerante”, afirmó Müller el 8 de noviembre, tras el discurso de Wowereit. “Quizás en el futuro la política sea más aburrida”, dijo con cierto cinismo. Casi podemos imaginarlo, con gafas y casco de obrero, igual visitando una escuela que inaugurando una obra. Para él, Berlín ha de mantenerse “justa, pagable y apasionante”. A apasionante no le va a ganar, bien lo sabe el exalcalde que una vez simuló beber champán de un zapato de tacón. Para lo demás, Wowereit le desea “mucha suerte”. Probablemente la necesite, y Berlín también. Bienvenido, Herr Müller. Tschüß, Wowi!

*Quizás quieras saber más acerca de la controvertida figura de Klaus Wowereit. Aquí tienes un relato al respecto.

Fotografía: Irene Cruz, M. Joedicke, Fred B., Ulrich Horb, Uwe Hicksch, Montecruz Foto

Juanfran Álvarez para Berlín Amateurs (c) diciembre de 2014
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