Escrito por: Mi Berlín

«Mi Berlín a través de los cinco sentidos»

LAURA NIETO 

Mi Berlín, en esta época del año, es de color verde. Verde como el Volkspark de Friedrichshain, por donde disfruto paseando con la bici, mientras observo y huelo el humo de las barbacoas, o el parque de Alt-Stralau al lado del río, un sitio tranquilo donde me gusta tumbarme a leer o a dibujar a la gente que se abrasa al sol, como si no fuera a salir nunca más.

Mi Berlín suena a S-Bahn, a metro y tranvía, los de Warschauer Straße, la estación de la que parto para ir a cualquier lugar de la ciudad, a la que llego para volver a casa, y donde nunca deja de sorprenderme la cantidad de gente tan diferente que puede haber en un mismo sitio: los fans del Eisbären Berlín (el equipo de hockey sobre hielo), forrados de bufandas bebiendo y cantando acodados en las mesas de los quioscos, los punkis con un montón de perros pidiendo alguna moneda o un cigarro, o músicos de lo más variado, unos normalitos y otros a los que la gente se para a escuchar; ¿qué hacen tocando en la calle?, me pregunto a veces, ¡si son geniales!

Mi Berlín huele a la mantequilla con la que alguna de mis vecinas cocina en el edificio donde vivo en el Rudi Kiez; una especie de isla en Friedrichshain, donde aún vive gente mayor, donde con el buen tiempo las mujeres salen a charlar sentadas en la sombra, y la vecina con acento berlinés me cuenta cada vez que me ve lo viejo y sordo que está su perro, o donde puedo bajar a tender la ropa a la calle sin miedo a que nadie se la lleve.

Mi Berlín sabe, cómo no, a Kebab, Falafel y Shawarma Teller, pero también a café y deliciosos Kuchen, de esos que se pueden degustar en los millones de cafeterías pequeñas, decoradas con muebles de mercadillo y velitas en las mesas, donde puedo sentarme a pasar la tarde con un buen libro y sentirme como en el salón de mi casa.

Al tacto mi Berlín es el viento frío en invierno, que deja la cara helada y hace que cueste respirar al cruzar avenidas como Frankfurter Allee, o espacios amplios y abiertos como Alexanderplatz. También es la lluvia constante en el mes de julio, que no deja disfrutar de un verano como debería de ser, y que te hace entender por qué los alemanes viajan al sur en busca del sol eterno.

Mi Berlín es realmente muy pequeña, casi siempre me muevo por los mismos sitios, pero siempre está llena de estímulos nuevos. A pesar de los años, sigo llevando el mapa en el bolso y muchas veces no dejo de sentirme como una turista. Alguien me dijo en una ocasión que no perdiera nunca esa sensación; así la ciudad no dejaría de sorprenderme.

www.lauranieto.com

Laura Nieto para Berlín Amateurs © julio 2012
© Ilustraciones cortesía de Laura Nieto
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