Escrito por: CULTURA Internet

Computerspielemuseum Berlin: el Museo del Videojuego de Berlín

Berlín es una de las capitales más importantes del territorio europeo. Su gran oferta cultural la convierte en uno de los destinos ineludibles para los amantes del turismo. Se trata de una ciudad perfecta para conocer la historia del siglo XX, para entender la geopolítica mundial y para tomar conciencia de cómo ha evolucionado el mundo.

Pero más allá de los puntos turísticos más conocidos, existen otras perlas escondidas entre sus calles; esta es la finalidad de nuestra web, hacer recomendaciones de lugares que pensamos que os pueden aportar una grata experiencia. Hoy os queremos hablar de un museo que gira en torno a un fenómeno cultural que se ha popularizado en los últimos cincuenta años: el sector del ocio electrónico, y más concretamente, el del videojuego.

Se trata de un universo que ha cambiado enormemente, y uno de los factores que lo han hecho evolucionar ha sido la conectividad en línea. Actualmente se pueden disfrutar de muchas actividades gracias a su inmediatez como, por ejemplo, diversos juegos de cartas como el blackjack online o el famoso UNO. Su inserción social es hoy casi total, pocas personas se mantienen aisladas de este sector y cada día entramos en contacto con él para evadirnos de la rutina diaria y conocer nuevas realidades.

Por lo tanto, la existencia de este museo nos ayudará a entender los orígenes de esta afición. El museo, conocido con el nombre de Computerspielemuseum Berlin, abrió sus puertas en 1997. Entre 1997 y 2000 disfrutó de una exposición permanente en la ciudad de Berlín. La finalidad de este espacio es recopilar y almacenar todos los elementos que tengan que ver con los videojuegos.

Independientemente de esta función de registro, también ha organizado un gran número de exhibiciones internacionales que han dado la vuelta al mundo con un enorme éxito de asistencia. En 2011 se llevó a cabo la reapertura del museo con una nueva exhibición permanente, ubicada en el barrio de Friedrichshain, concretamente en la Karl-Marx-Allee. Solo en el primer mes de su apertura registró la cifra espectacular de 12 000 visitantes, síntoma del interés que despierta el ocio electrónico.

Una de las exposiciones recibía el nombre de proyecto «pong.mythos» que contó con el apoyo de la Fundación Cultural de la Federación Alemana. Esta se convirtió en la exhibición itinerante más vista de la historia del país en relación a los videojuegos. En los últimos cinco años, el museo ha recibido un total de 470 000 visitantes, un dato sensacional.

Si te acercas al museo, podrás contemplar algunas piezas que ya podríamos catalogar como históricas, como es el caso de la primera consola de videojuegos, conocida como Odyssey. Data del año 1972 y fue creada por Ralph Baer, ​​quien es considerado como el padre de los videojuegos. Se comercializó entre los años 1972 y 1975, y fue todo un éxito de ventas. Se trataba de una máquina formada por 40 transistores y 40 diodos con videojuegos altamente rudimentarios, como el ping-pong, voleibol, etc. Era tal su simpleza que la máquina no podía registrar los resultados y esta acción se debía efectuar de manera manual. En su primer año de existencia vendió un total de 100 000 unidades, y fue la primera piedra de un sector emergente.

En el museo también se puede descubrir la Commodore 64, del año 1982, considerada como una de las computadoras domésticas más vendidas de la historia con un volumen de ventas de entre 12,5 y 17 millones de unidades.

Uno de los elementos más destacados e interesantes es que existen espacios totalmente decorados con elementos de la época que se quiere representar. Por ejemplo, las instalaciones del museo contienen habitaciones tematizadas tal como lo eran en la década de los ochenta. Como si se tratara de Regreso al Futuro, podremos viajar al epicentro del nacimiento de los videojuegos y dejarnos llevar por la nostalgia.

La avenida que alberga el museo también invita a visualizar el pasado soviético de la ciudad, ya que está ubicado en una de las calles que mejor reflejan el estilo de vida de la RDA, con una arquitectura racional. Se trata de un museo muy recomendable e imprescindible para los amantes de los videojuegos, aunque también ayuda a tomar perspectiva de cómo evoluciona la tecnología. Un tsunami imparable que año tras año presenta novedades tangibles.

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