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Bauhaus Dessau, tras los pasos de la Modernidad

Bauhaus

Que si somos modernos. Me lo pregunto mientras reviso las fotos antiguas que voy encontrando en mi cabeza y tropiezo con el nombre escrito en blanco sobre la puerta roja, BAUHAUS, en esas típicas letras que muchos de nosotros asociamos, primero, a Lo Moderno, y después -o antes, según el caso-, a la fuente en el Word. Con la excusa de un congreso sobre teatro y Bauhaus, Vorstellungsvermögen: Recherchen zur Bauhausbühne, que tuvo lugar los días 26 y 27 de noviembre pasados en Bauhaus Dessau, aprovechamos para visitar uno de los epicentros de la arquitectura y el diseño contemporáneos, la que fue la primera escuela universitaria de diseño a nivel internacional.

Dessau

Arrojemos algo de luz sobre la ciudad que ha sido epicentro industrial de la Sajonia-Anhalt desde el siglo XIX. Situada justo en el centro del triángulo que forman Potsdam, Magdeburgo y Leipzig, y acomillada entre el río Elba y la Reserva de la Biosfera «Mittlere Elba» de la UNESCO, la tercera ciudad más grande de esta Bundesland recupera poco a poco su gloria desempolvando algunos de sus hitos históricos, lavado de cara mediante. La industrialización le otorgó en gran parte los rasgos que aún hoy la caracterizan al especializarse en construcción de maquinarias, industria química y construcción de aviones (Junkers); la Bauhaus la puso en el mapa de la modernidad internacional en los años 20-30; la segunda guerra la dejó sin un 84 por ciento de centro urbano, que la RDA sometió sin piedad a la tiranía del Plattenbau, al tiempo que vio recuperada su coartada como centro industrial del socialismo. No fue hasta los noventa, sin embargo, que se empezaron a cerrar agujeros, como ambivalentemente apunta la página web municipal, y a restaurar instalaciones paradigmáticas, como el complejo Bauhaus, desde 1994, Fundación Bauhaus Dessau. Ahora Dessau cuenta, incluso, con un festival Kurt Weil anual y su centro homónimo.

Lo que no sabías de la Bauhaus

La Bauhaus funcionó como escuela desde 1919 hasta 1933, primero instalada en Weimar (Turingia) y desde 1926 en Dessau-Roßlau (Sajonia-Anhalt) -por motivos económicos o políticos, poco importa a estas alturas, como tampoco importa, después de todo, que fuera clausurada por el recién votado partido nacionalsocialista-. De 1922 a 1929, la Bauhaus disponía de un taller de experimentación teatral orientado a la síntesis de las artes, un rasgo común al sistema pedagógico de la escuela en sí. Pero, ¿qué pasó cuando la escuela cerró y sus miembros emigraron? América tomó el relevo. Los artistas, arquitectos, bailarines y músicos de la vanguardia americana entre los 30 y los 50 fueron hijos espirituales de la Bauhaus alemana. Esto ocurrió en Black Mountain College, escuela fundada en 1933 en Carolina del Norte por artistas como Josef Albers, maestro y director adjunto en Dessau, a quien le interesaba más el cómo, que el qué, y a quien, a diferencia de Moholy-Nagy en Chicago, nunca quiso fundar una segunda Bauhaus, sino algo absolutamente nuevo. Black Mountain aguantó hasta el 56, y en ella se encontraron la intelectualidad europea, el espíritu de experimentación y la vanguardia. La vanguardia americana había nacido.

Lo que ya sabías

Dessau acogió muy de buenas el traslado de la famosa escuela, y es que al parecer disponía de un empresariado progresivo y abierto a nuevas ideas. Entre 1925 y 1926 se levantan los legendarios edificios centrales y las casas de los maestros o Meisterhäuser -la Bauhaus recupera la nomenclatura medieval de los oficios-. Albers, Feininger, Klee o Kandinsky son algunos de ellos. Resulta conmovedor dejarse llevar por la imponencia de esas líneas claras que envuelven volúmenes concretos, honestos. Aquí todo es lo que parece. Cubos, cilindros, planos y líneas, como en el tratado de Kandinsky. En esta arquitectura de lógica rotunda domina el blanco, por supuesto, sólo interrumpido por una leve protesta en rojo o amarillo. Kandinsky vuelve a la memoria, acompañado esta vez de Malewitsch o Mondrian. La Kornhaus de Carl Fieger, el antiguo Arbeitsamt de Gropius o la urbanización Törten, entre otros edificios, completan un complejo que ya ha sido declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.

Esto fue nuestra modernidad. Protegida por la Unesco por temor a perderla otra vez.

‘Los nuevos tiempos son un hecho. Existen muy independientemente de que los aceptemos o neguemos. Simplemente ocurren’. (Mies van der Rohe, 1930)*

* traducción libre de la autora. Texto cortesía de Stiftung Bauhaus Dessau

Stiftung Bauhaus Dessau
Gropiusallee 38, 06846 Dessau-Roßlau
www.bauhaus-dessau.de
Susana Panea para Berlín Amateurs © Contenidos enero 2011
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