Escrito por: Mi Berlín

«Atrapado en Berlín»

Santiago Gómez Rojas director spanisches film fest

SANTIAGO GÓMEZ ROJAS

La primera vez que visité Berlín fue en 2003. Por aquel entonces, vivía en Hamburgo, donde hacía un voluntariado europeo. Recuerdo que en aquella visita la ciudad me gustó poco, me pareció muy sucia y pobre comparada con la ciudad hanseática. Nunca imaginé que volvería a Berlín para quedarme. Después de aquella experiencia en Hamburgo quise empezar mi carrera allí, pero mi nivel de alemán no era tan bueno como para estudiar en la universidad. Así que me fui a Madrid pensando que quizás como Erasmus volvería algún día a Hamburgo.

Erasmus, el detonante

Todo empezó cuando rellené mi solicitud Erasmus. No sé por qué se me ocurrió poner Berlín en la última opción y no Hamburgo. Así llegué a Berlín: como estudiante Erasmus en 2007. La intención, en principio, era permanecer aquí sólo un año. Mi llegada fue casual y obligatoria, pues no hubo manera de que me permitieran ir a Estrasburgo, Lyon o Burdeos, universidades francesas que barajaba al principio. Sin embargo, una vez en Berlín, todos mis planes cambiaron; ya nunca me pude ir de aquí. He intentado irme dos veces y siempre termino regresando a la ciudad de la que ya nunca me iré.

A Madrid debí haber regresado en 2008 para terminar la carrera, no obstante, como todas las asignaturas de mi último curso eran de libre elección y todas las troncales las tenía ya hechas, mi coordinadora del programa Erasmus en Madrid me ofreció hacer un segundo año como estudiante Erasmus, pero sin beca, ya que le quedaban muchas plazas libres que necesitaba cubrir. Como la enseñanza y la oferta de temas y asignaturas de la Freie Universität  me parecían alucinante comparada con la de Madrid y como aquí no se opusieron a mi segunda estancia, pues me quedé.

Universo WG

Encontrar casa la primera vez nunca fue un problema. Todo parecía una conspiración del universo. Nada más llegar, sin buscarlo ni quererlo, tenía ya una habitación en la Boxhagener Strasse 25, justo en la esquina con la Simon-Dach-Strasse. Entonces no sabía que Friedrichshain era un barrio de gente joven, ni que esa esquina era uno de los puntos más apetecibles de la ciudad. La habitación era del hermano de un amigo de mi hermano que se iba a Moscú a vivir con mi hermano por un año. Todo quedaba en familia y no tuve que ocuparme de buscar muebles ni nada.

A esa WG llegó más tarde una francesa que tenía una amiga que tenía una habitación para alquilar en Kreuzberg, así que cuando me tuve que ir terminé en la Eisenbahnstrasse 19. ¿Los mejores recuerdos de Berlín? Cuando caminaba por la plaza de mercado y me iba todas las noches de fiesta  por la Oranienstrasse. Los fines de semana en el Görlitzer Park, en el Edelweiss en verano, o en el restaurante marroquí de Lausitzer Platz (Baraka), en otoño e invierno.

Replantearse la vida: ¿Viena, Londres o Berlín?

En aquella época de estudiante trabajaba como freelance para una empresa austriaca que llevaba el catering de la Fórmula 1, algo que también hacía cuando vivía en Madrid. Empecé de camarero y muy rápido terminé trabajando en la organización de otros eventos internacionales. Así, desde 2005 hasta 2010 organizaba siempre el personal del ATP de tenis en Madrid. Podía trabajar, estudiar y viajar a los eventos que quisiera y seguir viviendo en la ciudad donde tenía que estudiar.

Al terminar mi carrera en 2009 ya no tenía excusas para quedarme permanentemente en una ciudad. Ése fue el momento en el que debía dejar Berlín para irme a Viena: se presentó la oportunidad de trabajar en un puesto fijo que me ofrecían en la central. Pero Viena me parecía tan aburrida que al cabo de seis meses renuncié al puesto. Recogí mis cosas y en el primer tren que pude coger, metí dos maletas y una mochila para regresar de nuevo a Berlín.

Echaba tanto de menos las noches de fiesta berlinesas, pero sobre todo la libertad y la manera tan relajada que caracteriza la forma de vivir de los berlineses. Creo que los vieneses aún tienen un trauma y complejo de imperio desaparecido que desea resurgir de sus cenizas, y por eso las noches allí me parecieron tan aburridas por lo conservadora que es la gente.

Al volver a Berlín tuve que replantearme lo que haría entonces con mi vida en una ciudad donde las tasas de desempleo son las más altas de Alemania. Aquí estaban mis mejores amigos y eso era suficiente para motivarme y trabajar en cualquier cosa con tal de seguir en la ciudad.

En la cocina de aquella casa conocía a alguien nuevo todos los días

Al regresar encontré una habitación durante dos meses en una WG comunista en la Karl-Marx-Strasse, Neukölln. En la cocina de aquella casa conocía a alguien nuevo todos los días, ¡increíble! A veces no estaba seguro de si el nuevo visitante realmente era amigo o conocido de alguno de los inquilinos. Allí se hacía couch surfing y todas las mañanas te encontrabas con un rostro nuevo. Ésa fue la primera vez que conocí Neukölln y desde entonces anhelo vivir en ese barrio, pero los precios en la zona se han disparado.

Mi segundo intento de abandonar Berlín fue a finales del 2010. Mi mejor amigo de Londres me dijo que había dos ofertas de trabajo en los juegos olímpicos que eran perfectas para mí. Hacer la primera entrevista fue bastante fácil. Sin embargo, cuando me preguntaron qué hacía en mi tiempo libre, los fines de semana, o qué pensaba si a lo mejor un fin de semana o dos, o quizás un mes entero tenía que trabajar sin pausa… Inmediatamente me acordé de todas las jornadas de 15-18 horas en la Fórmula 1. Salí despavorido de Londres, con mis maletas, otra vez rumbo a Berlín.

Quiero vivir en una ciudad donde la gente trabaje y disfrute su tiempo libre

Quiero vivir en una ciudad donde la gente trabaje y disfrute su tiempo libre. En una ciudad donde encuentres los servicios de una capital europea, pero la tranquilidad de una ciudad mediana, donde se respire aire limpio y la gente aún tenga tiempo para sentarse en un café para disfrutar sin estrés de una bebida o de un libro. Una ciudad donde moverse en transporte público no signifique una guerra para subirse o bajarse del tren o el autobús, donde se pueda ir a todos lados en bicicleta o a pie. Donde la gente aún tenga tiempo para salir cualquier día de la semana para tomarse una cerveza en un bar o en un parque sin pensar que no le daría tiempo porque tiene mucho trabajo o perdería el último metro.

Por todo esto y mucho más, me he quedado atrapado en Berlín. También he decidido empezar el primer festival de cine español en la capital alemana. Así me obligo a quedarme en esta ciudad por muchos años. Aunque los precios de los alquileres me obligan de momento a vivir en Moabit, mi sueño es regresar pronto a Kreuzberg o Neukölln. Por lo pronto, seguiré atrapado en Berlín…

Santiago Gómez Rojas es director del Spanisches Filmfest Berlin, festival de cine en español cuya primera edición tendrá lugar esta semana en Berlín

Santiago Gómez Rojas para Berlín Amateurs © noviembre 2012
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